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José García Domínguez

Contra el sol con la camisa nueva

El caso es que ustedes no aman las doctrinas, ustedes tienen horror a los sistemas y, en cuanto a los principios, creen que no existen en la economía real; diremos por tanto su práctica, su práctica sin teoría y sin principios

Ex-excelentísimos señores Solbes y Sebastián:
 
Ustedes están en el buen camino. Rechazan las teorías abstractas, pues lo suyo es el socialismo deliberativo (en petit, muy petit, comité); la abundancia y el libre mercado les impresionan poco. Se preocupan sobre todo por la suerte del empresario, siempre, claro está, que no sea nativo de Chantada, Lugo. Ustedes le quieren liberar de la competencia exterior y garantizar la españolidad de la marca; en una palabra, ustedes le reservan el mercado nacional al trabajo nacional.
 
Pues bien, han de saber que venimos a ofrecerles una maravillosa ocasión para aplicar su… ¿Cómo diríamos? ¿Su teoría? No, nada es más engañoso que la teoría. ¿Su doctrina? ¿Su sistema? ¿Su principio? El caso es que ustedes no aman las doctrinas, ustedes tienen horror a los sistemas y, en cuanto a los principios, creen que no existen en la economía real; diremos por tanto su práctica, su práctica sin teoría y sin principios.
 
Nosotros, el principal grupo patrio de comunicación multimedia, sufrimos la intolerable competencia de un rival extranjero, concretamente, en nuestra área de negocio destinada a la comercialización de faroles. El tal meteco, por lo que parece, goza de unas condiciones tan superiores a las nuestras en la producción de luz que inunda nuestro mercado a unos precios fabulosamente reducidos; porque, inmediatamente después de que él sale, nuestras ventas cesan, todos los consumidores se vuelven a él y una rama de la industria española, cuyas ramificaciones son innumerables –ustedes lo saben mejor que nadie–, es colocada en el estancamiento más completo. Este rival, que no es otro que el Sol, nos hace una guerra tan encarnizada que sospechamos que nos ha sido suscitado por la pérfida Brunete mediática, en vista de que tiene por esa isla orgullosa consideraciones de las que se exime respecto a nosotros.
 
Por lo arriba referido, demandamos que ustedes, al igual que hicieran en los añorados tiempos de Antena 3 Radio, tengan el agrado de cometer una ley que ordene el cierre de todas las ventanas, tragaluces, pantallas, contraventanas, postigos, cortinas, cuarterones, claraboyas, persianas; en una palabra, de todas las aberturas, huecos, hendiduras y fisuras por las que la luz del Sol tiene la costumbre de penetrar en el sistema financiero, en perjuicio de las bellas industrias con las que nos jactamos de haber dotado al País, pues sería ingratitud abandonarnos hoy en una lucha así de desigual.
 
A más a más, como es costumbre en estos casos, nuestro redactor jefe ha elaborado, en exclusiva para ustedes, sendos dossiers comprometedores sobre las posiciones relativas de Mercurio y Venus, el par de planetas que se posicionan en el entorno inmediato del interfecto, razón y causa de que éste salga a veces por Antequera. Son ésos los dos documentos que tenemos el placer de adjuntarles a esta súplica.
 
Suyo – ¿hace falta decirlo?– afectísimo. Sigue una firma perfectamente legible.

En Libre Mercado

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