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Federico Jiménez Losantos

Don Tartufo Peces, indigno del cargo

Es obvio que el oblicuo Peces no quiere respaldar a las víctimas de ETA para no estorbar la operación de imagen del Gobierno, que pretende conseguir una tregua electoralmente rentable cediendo ante el separatismo y negociando con los etarras.

Que la manipulación de las víctimas del 11M a través del testimonio de Pilar Manjón iba a desembocar en la deslegitimación de las víctimas del terrorismo etarra era algo previsible. Que la cobertura institucional buscada para esa manipulación fuera la de un Alto Comisionado para las Víctimas del Terrorismo permitía entrever las prisas del Gobierno para controlar a miles de familias que fueron tratadas dignamente por primera vez por el PP. Y que fuera Gregorio Peces Barba el elegido para esa operación garantizaba tanto el sectarismo como la estupidez en su ejercicio. Las previsiones se han cumplido. A la manifestación convocada por la AVT no irá Pilar Manjón –seguramente no se le permitiría llamar asesino a Aznar ni pintarse las manos de rojo– y se ha negado públicamente a ir Peces Barba, porque su altísima compasión sólo está dispuesta a manifestarse si hay nuevas víctimas. Se ve que las usadas no le motivan. Peces Barba debe de ser una fashion victim como Carmen Calvo, pero en siniestro.
 
El PP, único partido que realmente se ha preocupado por las víctimas del terrorismo en los años del Gobierno Aznar, debe pedir la inmediata dimisión de este sujeto, evidentemente incapaz de entender que una víctima del terrorismo no deja de serlo porque pasen los años o reciba una pensión. Es obvio que el oblicuo Peces no quiere respaldar a las víctimas de ETA para no estorbar la operación de imagen del Gobierno, que pretende conseguir una tregua electoralmente rentable cediendo ante el separatismo y negociando con los etarras. Peces ha ofendido a las víctimas del terrorismo, las vivas y las muertas, que durante muchos años han sido una reserva de dignidad nacional frente al envilecimiento del Gobierno del GAL y del saqueo del Ministerio del Interior, el Gobierno de Vera, de Paesa y de Roldán, el Gobierno que se negaba a dar subvenciones a las víctimas del terrorismo pero no a los amigachos de los sandinistas, el Gobierno del partido de Peces que, por desgracia, ha vuelto al poder. Y con él, las humillaciones a las víctimas del terrorismo. No tienen por qué aguantarlas. Que Peces se vaya a su casa, de donde nunca debió salir para combatir el terrorismo, porque ni quiere ni puede ni sabe hacerlo. Váyase a paseo y váyase lejos, don Tartufo.
 

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