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EDITORIAL

Un éxito aliado y del pueblo iraquí

la masiva participación de ayer en las elecciones es un innegable y exitoso avance en la guerra que los iraquíes y los aliados están librando contra el terrorismo. A pesar de la sangre, el sudor y las lágrimas

Los iraquíes han vivido este domingo una jornada histórica acudiendo, masivamente, a ejercer su derecho al voto, a pesar de las amenazas de muerte –muchas de ellas consumadas- de ese terrorismo islámico que aquí, todavía se ensalza apologéticamente -y desde mucho antes del 11-M- con los dignos ropajes de la “resistencia”.

 
Miles de iraquíes y centenares de soldados aliados han sido asesinados por los terroristas que tratan de evitar que prenda el injerto de democracia que, con tanto idealismo y sacrificios, se ha plantado en Irak tras una de las más sanguinarias y empobrecedoras dictaduras que haya conocido el siglo XX. Sólo en la jornada electoral de ayer, 36 personas fueron asesinadas y más de un centenar resultaron heridas en la serie de atentados con los que los terroristas querían ahuyentar a la población de las urnas.
 
Si es evidente que el terror islámico no da la batalla de Irak por perdida, la participación en estas elecciones –que se aproxima al ochenta por ciento- también pone de manifiesto que los terroristas no han conseguido amedrentar las ansias de libertad de la mayoría del pueblo iraquí, ni ahuyentar a las tropas aliadas que luchan por que esa esperanza compartida se haga realidad.
 
Garantizar la seguridad de occidente extendiendo la libertad a tierras que, como Irak, le eran ajenas, es una formidable empresa a la que Bush ha vuelto a comprometer su segunda legislatura. Si esta empresa nace del realismo de entender, tras el 11-S, que el mundo libre no puede seguir encerrado en sí mismo, rodeado de regímenes totalitarios que generan miseria en el interior tanto como fomentan la hostilidad exterior, también requiere del idealismo de considerar que el islam no es un obstáculo insalvable para ese empeño. Hace falta realismo, y al mismo tiempo, mucho idealismo para entender que en el expansionismo del mundo libre radica la principal clave de su seguridad.
 
En cualquier caso, la masiva participación de ayer en las elecciones es un innegable y exitoso avance en la guerra que los iraquíes y los aliados están librando contra el terrorismo. A pesar de la sangre, el sudor y las lágrimas.

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