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Fundación Heritage

Irak después de las elecciones

Crear una democracia estable requiere mucho más que elecciones pero si abren paso a un mayor control iraquí sobre su propio futuro

James Phillips

Las elecciones del 30 de Enero, la primera de tres votaciones programadas para este año, acelerarán el proceso de aumentar el poder de la nueva directiva iraquí con mayor apoyo y legitimidad, pero las elecciones no extinguirán la violencia.
Se espera que establezcan un rol de liderazgo para los chiítas árabes de Irak que han sido excluidos del poder por mucho tiempo. El problema principal es que los suníes árabes, minoría que dominó la política iraquí por siglos, estará representada bajo mínimos en la Asamblea Nacional dada la intimidación insurgente que es más fuerte en el corazón de la tierra suní del Irak central. Sin embargo, crear un gobierno iraquí elegido por iraquíes (no escogido a dedo por los americanos) probablemente ayude a generar las condiciones para derrotar a los insurgentes. Después de las elecciones, la Administración Bush debería ayudar al nuevo gobierno iraquí a crear estabilidad incluyendo a muchos suníes  y otras minorías en la nueva administración y en la redacción de la constitución al mismo tiempo que se refuerzan las fuerzas de seguridad iraquíes para proteger a todos los iraquíes de los ataques insurgentes.
 
Crear un gobierno con elecciones libres es un concepto revolucionario en Irak que llevará a una transformación radical que es inaceptable para muchos suníes  que han gozado por mucho tiempo de una posición de privilegio a pesar de su estatus como minoría (cerca del 20% de la población) y para los radicales islámicos dentro y fuera de Irak que se oponen a la democracia. La pérdida del dominio suní por la intervención extranjera avivó la insurgencia en áreas suníes .
 
Más de 7.000 candidatos se han presentado a los 275 escaños de la Asamblea Nacional. Una vez elegidos, ese cuerpo formará un gobierno de transición pero su función principal será redactar una constitución permanente antes del 15 de Agosto la cual será aceptada o rechazada en referéndum el 15 de Octubre. Los iraquíes volverán a votar el 15 de Diciembre para elegir un nuevo parlamento que formará un gobierno que asumirá poderes el 31 de Diciembre. Este apretado calendario ordenado por la Constitución provisional llevó a proceder con las elecciones a pesar de los problemas de seguridad en 4 de las 18 provincias iraquíes. El próximo gobierno, dominado por los chiítas, será mucho más quisquilloso ya que buscará distanciarse de Washington y establecer su reputación nacionalista.
 
Cambiando el debate
Esta votación es el principio de un largo proceso, no un fin en sí mismo. No lograrán que disminuya la violencia, realzarán la legitimidad del embrionario sistema democrático, pero la legitimidad también requiere establecer un gobierno efectivo que pueda proveer servicios básicos y seguridad para sus ciudadanos. Para socavar la insurgencia y construir un Irak estable, la Administración Bush debería:
 
-Alentar a los iraquíes a constituir un sistema federal para facilitar el reparto de poder e infundir estabilidad. La clave del problema a largo plazo no es si los suníes  u otro grupo está representado en el gobierno, sino que los grupos varios puedan trabajar juntos en un acuerdo de reparto de poder que resista. Washington debería alentarles a desarrollar su propio sistema federal con autonomía sólida, un ministerio de Hacienda y poder legislativo para gobiernos locales y regionales.
 
-La Alianza Unida Iraquí, la coalición chiíta líder, será probablemente quien más escaños gane y forme el corazón del nuevo gobierno. La embajada americana deberá trabajar entre bambalinas para que los chiítas mantengan su promesa de no imponer una tiranía por mayoría. Esto significa permitir a los kurdos su autonomía dentro de un Irak federal y atraer una mayor participación suní en cualquier futuro gobierno. El gobierno americano estima que los suníes  podrían tener menos del 6% de los escaños pero añadir escaños suníes  en la Asamblea Nacional después de las elecciones, restaría legitimidad. En vez, Washington debe alentar a la coalición gobernante a que se nombren suníes  a puestos en el gabinete y al comité parlamentario que redactará la constitución, en números equivalentes a su porcentaje de población. Esto fortalecerá a los moderados suníes  a expensas de los radicales.
 
-Fortalecer las fuerzas de seguridad: Los iraquíes no apoyarán activamente un gobierno que no les pueda proteger de los insurgentes. Estados Unidos debe ayudar al nuevo gobierno a expandir, entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad. Y a instaurar una cadena de mando iraquí que inspire a los iraquíes a luchar contra el terrorismo. Los británicos deberían tomar la iniciativa entrenando unidades antiterroristas dentro de la policía iraquí, como ya lo han hecho con éxito en otros países. Sólo las fuerzas iraquíes apoyadas internacionalmente pueden derrotar decisivamente la insurgencia.
 
-Hacer hincapié en un acuerdo para la retirada de tropas americanas que será negociado con el gobierno permanente a elegirse en Diciembre. Esto dará a los suníes  incentivos añadidos para votar (no para luchar) ya que son el núcleo de la insurgencia. La oposición a la presencia militar americana es el adhesivo que une estas facciones dispares de insurgentes. Rebajando la importancia de las tropas dividirá y debilitará la insurgencia, liberando a los moderados para que se presenten en futuras elecciones. Los moderados suníes  sólo saldrán cuando se vea que la estrategia militante de terrorismo e intimidación es contraproducente y que están convencidos que votando lograrán una retirada de las tropas, no con violencia.
 
Conclusión
Las elecciones no transformarán Irak mágicamente ni lograrán rebajar la violencia a corto plazo. Crear una democracia estable requiere mucho más que elecciones pero si abren paso a un mayor control iraquí sobre su propio futuro, ayudan a secar el apoyo popular a la insurgencia y alientan a mayores esfuerzos iraquíes para derrotar la insurgencia.
 
James Phillips es miembro especialista en estudios de Oriente Medio del Instituto Kathryn and Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales de la Fundación Heritage.
 
©2005 The Heritage Foundation
©2005 Traducido por Miryam Lindberg
 
 Libertad Digital agradece a la Fundación Heritage el permiso para publicar este artículo.

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