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El amigo del coronel

el dictador bolivariano ya tiene mucho que agradecer al ministro de Defensa español. Para empezar, que haya cancelado la cesión a Colombia de los carros de combate que Aznar prometió a Uribe con el fin de ayudarle en su lucha contra el narcoterrorismo

Es difícil encontrar en la política mundial dos personajes más parecidos que el caudillo venezolano Hugo Chávez y el ministro de Defensa español José Bono. Los dos responden al estereotipo de demagogia absoluta, populismo a ultranza y ningún escrúpulo para llegar o mantenerse en el poder. No es de extrañar por tanto que entre los dos haya algo más que química personal y que Bono se prodigue en atenciones y visitas al golpista. En los pocos meses que lleva en el Gobierno, Bono ya ha acudido, que se sepan, dos veces a Venezuela y en su visita a España, el ministro de Defensa fue también el mejor anfitrión del Coronel caribeño. No sería extraño que Bono termine convirtiéndose en el líder de la Revolución Bolivariana en Europa.
 
La visita “secreta” de Bono, tras el escándalo de su falsa agresión, es el último episodio en esa turbia relación en la que se pueden entremezclar intereses políticos y personales. Para empezar, la amistad del Ministro de Defensa con el prócer de Caracas levanta algo más que suspicacias en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Es muy probable que al primero que Bono quisiera ocultar su viaje fuera al propio Moratinos, con el que los choques son cada vez más frecuentes y virulentos.
 
En esa oscura relación hay además otra clave importante. La presencia de Raúl Morodo en Caracas como embajador de España en Venezuela, antiguo compañero de Pepe Bono en el Partido Socialista Popular, el extinto PSP liderado por Tierno Galván, lo convierte en la conexión perfecta del Ministro de Defensa para sus tejemanejes con el Coronel Chávez.
 
La coartada de Bono para todos estos viajes y visitas es la venta de algunos sistemas de armas fabricados por empresas españolas al régimen bolivariano. Así, una vez pillado es su viaje secreto, reconvertido a categoría de discreto, Bono ha asegurado que su visita ha servido para cerrar importantes operaciones de venta de armas. Esto implica al menos un contrato de rádares de defensa aérea desarrollado por INDRA, corbetas para el nuevo IZAR e incluso algún buque petrolero para la parte civil de los astilleros.
 
Sin embargo, esas ventas son por ahora tan reales como las agresiones que supuestamente recibió el Ministro en la manifestación contra el terrorismo. En esto caben tres interpretaciones. Hay quién benévolamente piensa que Bono ha tenido la deferencia de dejar que sea Zapatero el que firme definitivamente los contratos en su anunciada pero varias veces pospuesta visita a Caracas. Hay quién considera que es Chávez el que no firmará hasta que Zapatero no acuda a darle pleitesía. Pero hay quién de forma más malévola cree que todo es ficción, que Chávez no es en absoluto de fiar y que Bono está jugando de farol o encubriendo con estas ventas otros intereses.
 
En todo caso, el dictador bolivariano ya tiene mucho que agradecer al ministro de Defensa español. Para empezar, que haya cancelado la cesión a Colombia de los carros de combate que Aznar prometió a Uribe con el fin de ayudarle en su lucha contra el narcoterrorismo. En al creciente tensión que Colombia vive con Venezuela, es obvio que el Gobierno español ha optado por alinearse con el dictador venezolano antes que con el demócrata Uribe. Así, mientras se niega a Colombia las armas que ya estaban comprometidas, se trafica con Chávez para ayudarle a armarse.
 
Este juego puede resultar peligroso para el Ministro de Defensa, que además de ser el mejor amigo de Hugo Chávez en el Gobierno español pretende convertirse simultáneamente en el hombre de Washington en Madrid. A pesar de la enorme habilidad del manchego para hacer al mismo tiempo dos discursos y mantener posturas contradictorias, será difícil que ni el Pentágono, ni el Departamento de Estado, ni la casa Blanca, ni siquiera la Embajada de Estados Unidos en Madrid le pueda admitir esa moneda falsa.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos

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