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Miguel Ángel Quintanilla Navarro

Zapatero, Ibarretxe y el precio de la vivienda

Negociar con Ibarretxe o con ETA conducirá con seguridad a que a medio plazo aumenten el nacionalismo y la violencia en el País Vasco y fuera de él

Hay dos maneras de abordar el plan Ibarretxe y, en general, la relación con los partidos nacionalistas. La primera es la de quienes creen que cuanto más poder se dé a los nacionalistas menos nacionalistas serán. La segunda, la de quienes creemos que cuanto más poder se les dé más poderosos y nacionalistas serán. Es poco menos que evidente que la segunda está avalada por los hechos y que la primera, que ha dominado la política española durante muchos años, ha sido rotunda y reiteradamente desmentida por ellos. El nacionalismo pide el cese de lo que no ocurre, pide que dejemos de ser lo que no somos, y por eso es imposible satisfacerlo. Cuando Zapatero dice estar dispuesto a hacerlo parcialmente, cuando reitera que ahora ya no hay motivo pero “reconoce” que lo había cuando gobernaba el PP, alimenta la fábula nacionalista y da a entender que “algo de eso hay”, que realmente sí somos un poquito opresores. 
 
Es dudoso si lo hace por convicción o porque otra cosa pondría fin a la legislatura, pero debería considerar dos cosas. La primera es que se trata de una iniciativa de cuyo fracaso ya han advertido los propios nacionalistas, que han afirmado cientos de veces que no hay modo de apaciguarlos, que lo suyo no tiene que ver con la política de Aznar, que ellos son nacionalistas y que quieren la secesión. Es exactamente la misma ceguera que padece la izquierda cuando aborda el terrorismo islámico: por más que los terroristas se esfuerzan en asegurar que ellos matan por motivos religiosos, la izquierda sigue diciendo que no, que no es por eso, sino porque están oprimidos y son pobres.  La segunda, que cuanto más valor se concede a una mercancía mayor es el interés por aumentar su producción. ¿Por qué debería alguien dejar de producir lo que le proporciona beneficios?  Negociar con Ibarretxe o con ETA conducirá con seguridad a que a medio plazo aumenten el nacionalismo y la violencia en el País Vasco y fuera de él. Si se remunera el delito, si se acepta el asesinato como mérito político, o si se da esa apariencia a la opinión pública, dentro de nada tendremos dos, tres o cuatro bandas como ETA y un puñado de nacionalismos más. Es el comportamiento legal y pacífico el que debe ser remunerado, alentado, puesto como ejemplo, empezando por el de las víctimas del terrorismo y por las asociaciones cívicas del País Vasco.
 
Al parecer, ahora se construyen más casas que nunca. Algunos creemos que el interés por construir casas tiene que ver con el precio que se paga por ellas, y que muchas de las personas que han comprado casas han comprado en realidad el derecho a vender una casa, porque es un negocio rentable. Si vulnerar la ley o dejar de matar se convierte en un negocio rentable, aumentará el número de quienes deseen colocarse en esa posición. Pero para eso sólo hay un camino: delinquir y matar. Quizás Zapatero pueda explicarlo de otro modo.

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