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Ignacio Villa

Diplomacia de pasillos

Su incapacidad para relacionarse de tú a tú con los distintos líderes internacionales le lleva a cambiar impresiones superficiales con algunos colegas y a un simple saludo con el presidente Bush

La cumbre de la OTAN que se ha celebrado este martes ha servido para devolver a Rodríguez Zapatero a la dura realidad. Después del plebiscito del pasado domingo, encubierto por la excusa europea, el presidente del Gobierno ha constatado en Bruselas cuál es su verdadera situación en el plano internacional, y lo que es peor, cuál es la verdadera situación de España después de las irresponsabilidades cometidas en Irak.
 
Zapatero está arrinconado definitivamente en una diplomacia de pasillo. Su incapacidad para relacionarse de tú a tú con los distintos líderes internacionales le lleva a cambiar impresiones superficiales con algunos colegas y a un simple saludo con el presidente Bush. Desde luego es para nota que el Jefe del Ejecutivo español se limite a un apretón de manos con el presidente de la primera potencia mundial. Hemos pasado de ser un socio preferente de los Estados Unidos a no existir en los planes de la administración norteamericana.
 
La imagen que tanto Zapatero como Moratinos están ofreciendo en los foros internacionales es lastimosa y lamentable. No somos nadie. Nadie nos tiene en cuenta. Hemos desaparecido como una referencia en el plano internacional. El presidente del Gobierno ha pedido recientemente que no se tenga un cronómetro en mano para analizar sus contactos. Totalmente de acuerdo. Para controlar un simple saludo poca falta hace un cronómetro.
 
-"Hola: ¿Qué tal amigo?".
-"Yo bien, ¿Y tú?".
 
Este cambio de impresiones sesudo y profundo es el máximo exponente de las conversaciones internacionales de Zapatero. Un auténtico espectáculo sin precedentes en las relaciones diplomáticas. En suma, un termómetro cierto de las claves que maneja el Jefe del Ejecutivo español siempre asistido, eso sí, por el inefable Moratinos.
 
Y encima, a estas profundidades hay que añadir que Zapatero llegaba tarde a la cumbre vespertina entre el presidente Bush y los Jefes de Estado o de Gobierno de la Unión. Zapatero se demoró, quizá por un despiste; pero es que además ya no le esperaba nadie para recibirle. Una señal clara de que ya no pintamos en el mundo. Y encima dice que somos los motores de Europa. Este hombre -definitivamente- vive en otro mundo. 

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