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Amando de Miguel

Dichos y decires

A propósito de la expresión “soñar con castillos en España”, que se da en otros idiomas europeos, Jaime Lerner (Tel Aviv, Israel) señala una curiosa variación. En hebreo se dice literalmente “ver sueños en España”. Quiere decir soñar en vano o con cosas remotas. Pone el ejemplo de una bisabuela suya, residente en Lituania, que guardaba en su casa la llave de su casa en Toledo, de cuando la expulsión de los Reyes Católicos.
 
Joaquín González me censura la expresión “miente como un cosaco”; sostiene que la correcta es “bebe como un cosaco”. Le doy la razón en parte. Cierto es que la expresión más usada es “bebe como un cosaco”, aunque no hay evidencia de que los cosacos sean especialmente borrachines. Es mejor acordar que la comparación “como un cosaco” quiere decir “de manera exagerada” y, por tanto, se puede aplicar a varias acciones: beber, mentir o disfrutar, entre otras. Esa es la interpretación que da el Diccionario fraseológico de Seco y colaboradores. La explicación está en que realizamos la comparación con un pueblo ─los cosacos─ a todas luces exótico, valiente y desmesurado. Los pueblos nómadas y guerreros siempre han tenido buena prensa. No me quedo satisfecho si los cosacos quedan solo como borrachines. Lo de que puedan ser mentirosos quizá provenga de que el trato de ganados siempre ha dado ocasión a embaucamientos.
 
José Luis Rabanal se pregunta si la forma correcta del refrán “Cuando las barbas de tu vecino…” no será “Cuando las bardas de tu vecino…”. Está bien la primera forma. Antes, muchos barberos ejercían su oficio en la calle, por lo que estaba claro el momento en que afeitaban al vecino, que no era todos los días. Así que, “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Es decir, prepárate, que a todos nos toca.
 
José Ignacio Bescós (Madrid) inquiere el origen de la expresión “ni hablar del peluquín”. No tengo ni idea. Quizá provenga de alguna comedia. Solo sé que en español necesitamos ser enfáticos. No basta con decir “no” (o “si”, como Cristo nos enseña); tiene más fuerza “ni hablar” y todavía más “ni hablar del peluquín”. Espero que algún libertario digital sepa aclararnos de dónde procede la frasecita.
También me consulta don José Ignacio cuál es la forma correcta: “el día en el que te conocí” o “el día en que te conocí”. Me suena más la segunda. Lo horrísono es “el día que te conocí”, aunque muchos lo dicen así, incluso eximios escritores.
 
Vicente Jimeno (Calahorra, La Rioja) quiere saber de dónde viene el modismo “hacerse el sueco”. Tiene un amigo sueco, ingeniero de una empresa de Tudela, y el hombre anda un poco escamado con el susodicho dicho. No se inquiete el ingeniero.Hacerse el suecoes tanto como decir hacerse el tonto, no darse por enterado, pero no tiene nada que ver con los habitantes de Suecia. “Sueco” aquí es tanto como “zueco”, del latínsoccus. Era el calzado aparatoso que llevaban los payasos de la comedia latina. Todavía hoy los payasos llevan unos descomunales zapatones que hacen aparatosos y risibles sus movimientos. Por tanto, “hacerse el sueco” es simular que uno es tonto o torpe para no comprometerse con lo que se le pide. En elDiccionario fraseológicode Seco y colaboradores se recoge una frase de Elvira Lindo en la que, al referirse a una mujer, dice que “se hace la sueca”. No me parece una expresión feliz. Las mujeres llevan zuecos, nozuecas, y por tanto se puede hacer también [como el payaso que lleva] los zuecos o los payasos. De otra forma, podrían sentirse injustamente aludidas las mujeres naturales o residentes en Suecia.

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