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Amando de Miguel

Minucias gramaticales

Manuel Delgado Tenorio me llama la atención sobre un comentario que le atribuí y que no es suyo. Efectivamente, fue un error. El comentario pertenecía a J. Sánchez. Esta vez don Manuel se queja de que muchas veces se sustituya el incluso por el inclusive. La verdad es que son dos adverbios muy parecidos, equivalentes a también. Incluso representa un paso o un punto más respecto a la cláusula anterior. Inclusive sigue más bien a una fecha o al sustantivo “ambos”, para indicar que lo dicho también se comprende. Los dos adverbios deben permanecer, cada uno con su función. El oído nos dirá cuál es el más procedente.
 
Seguimos con lo de que “el muchacho fue preso (o presea) del pánico”. Ángel García Cuartero no lo ve claro. Pues es muy fácil. El adjetivo preso o presa (masculino o femenino) significa “que le falta libertad”. Cosa distinta es el sustantivo presa (femenino), como “animal que es o puede ser cazado”. Cuando decimos que alguien “está preso de terror” o algo por el estilo, ese preso es adjetivo (= aprisionado), por lo que puede ser masculino o femenino, singular o plural, según sea el sujeto.
 
Clara Estrada (Zamora) utiliza expresiones como “delante de nosotros” o “delante de mí”, pero está hecha un lío porque oye decir “delante nuestro” o “delante mía”. No hay duda de que mi paisana se expresa bien. Hay que decir “delante de nosotros”. Los adverbios (delante, detrás, encima, debajo, etc.) no se deben sustantivar. Aun así, se oye lo de “un antes y un después”, que también suena fatal.
 
Eleuterio Fernández-Suárez me pide que dictamine si se debe decir “acompañado de” o “acompañado por”. Por ejemplo, se oye decir que “el Príncipe Felipe iba acompañado de doña Leticia”. Don Eleuterio entiende que sería mejor “acompañado por”. Ambas construcciones son correctas. Todo depende de si se puede evitar una repetición de las preposiciones “de” o “por” en la misma frase o párrafo. Al final, se impone la música. Parece más lógico que las cosas se acompañen “de” y las personas “por”, pero, como digo, ambas fórmulas suenan bien. No importa que haya dos maneras de decir las cosas. La lengua no atiende siempre a criterios económicos.
 
No me gustaría insistir más sobre la cuestión del laísmo (leísmo, loísmo), pero Eduardo Bezold está realmente preocupado por si se puede decir “A la policía se la respeta”. Pues claro que sí. Es un complemento directo (me parece) y exige ese la (creo yo) porque policía es femenino. No sufra don Eduardo. Yo también ando dudoso siempre con el le, el lo y el la, y conmigo miles de escritores.
 
Es sabido que muchas empresas hacen tabla rasa de las normas ortográficas con tal de llamar la atención en sus marbetes. Samuel Abraldes y Maria José López Redondo (Rivas-Vaciamadrid, Madrid) recuerdan el nombre de Telefónica, sin tilde, con que nos obsequió la otrora compañía nacional. Por lo visto, ahora la misma empresa ha abierto una marca tan caprichosa como “Te abla”. Nos gustaría saber el nombre de los genios “creativos” que están detrás de esas sansiroladas.
 
Javier Ayesta me da una explicación sobre esa extravagancia de “Toys are us”, con una R revirada en lugar de are. Es una exaltación de la dislexia o del analfabetismo de los niños ricos angloparlantes para quienes la R suena como are. Por lo mismo, sigue diciendo don Javier, el logotipo de la celebérrima IBM se pinta también así: un ojo, una abeja y la letra M. Literalmente: “Eye bee M”. Se pronuncia lo mismo que IBM. Con esas bromas llegamos al baile de letras en Amena (la “e” al revés) o al “Te abla” de la Telefónica, y además “Telefonica”, sin tilde. Lo más grave es que todos esos “glotocidios” los hacen los interesados para vender más. No, si acabaremos escribiendo Livertaz Dijital. Así los niños ricos hispanoparlantes se hiparán de satisfacción o reguldarán de regocijo.

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