Menú
EDITORIAL

Los rotos de Zapatero

En lo que Zapatero ha ganado a Aznar por goleada en estos pocos meses de gobierno ha sido en petulancia, envanecimiento y, sobre todo, en cursilería, arte para la que tiene dotes sobradísimas

Una constante inalterable en los líderes del PSOE es que cuando se las ven frente a los suyos en el Comité Federal del partido se crecen como niños. Ya le sucedió a Felipe González, que, ante tan rendida audiencia, acostumbraba a desvariar a placer y sin complejos. Zapatero no podía ser una excepción. Despachó la reunión que mantuvo ayer en Ferraz con los mandarines socialistas con un discurso triunfalista, fantasioso y autocomplaciente. Lo de siempre pero para incondicionales de aplauso fácil y cara de circunstancia.
 
El presidente, lejos de dotar al encuentro del obligado tono sosegado que impone la fecha que vivimos, aprovechó para hacer un somero balance de su primer año de gobierno. Y he aquí la trampa. Porque hacer balance el día 12 es sintomático del lugar que estos días de marzo tienen para el secretario general del PSOE. No ha esperado, como cabría suponer, al mes próximo para evaluar sus primeros 365 días al frente del Ejecutivo. Zapatero, y junto a él todo el partido, es consciente de que si están en el Gobierno es por la convulsión que siguió al atentado, luego, nada mejor que vincular esa fecha a su entronización como presidente del Gobierno. La consigna, repetida hasta la saciedad desde hace un año, debe mantenerse al precio que sea. El brutal atentado fue contra el Gobierno de Aznar no contra la Nación, y se produjo por la errática política del Partido Popular. De que la mayor parte de la opinión pública suscriba esa tesis depende toda su credibilidad.  
 
El repaso a sus diez meses pelados de gestión no pudo, sin embargo, ser más delirante. Asegura Zapatero que, básicamente, se ha dedicado en todo este tiempo a “arreglar algunos rotos notables” del anterior Gobierno. En especial los tocantes a la política exterior y a la económica. Aunque parezca mentira, el presidente está plenamente convencido de que la situación internacional de España ha mejorado. Si para Zapatero mejorar nuestra posición global es figurar en la lista negra de Washington, convertirse en el nuevo paria europeo y flirtear con dictadores como Hugo Chávez o Mohamed VI es que, o vive al margen de la realidad o algo no funciona del todo bien en su gabinete de asesores. El Gobierno ha dilapidado la espectacular renta exterior que heredó de Aznar. No sólo pintamos menos en el mundo sino que, si siguen así las cosas, pintaremos aún menos. Quizá el fatuo y embebido Zapatero no se quiera dar por aludido, pero España es la nueva apestada en la Casa Blanca en sustitución, curiosamente, de Alemania y Francia, nuestros presuntos aliados. En Europa, tras la ratificación del Tratado Constitucional, nuestros representantes tienen menos capacidad de decisión y maniobra. En Iberoamérica hemos pasado de apoyar al colombiano Uribe a entregarnos sin rechistar a Chávez y Castro. Y en el mundo árabe muchos se frotan las manos con eso de la alianza de civilizaciones, una pueril fantasía que lleva la marca ZP grabada a fuego.
 
En lo relativo a la política económica, Zapatero canta victoria antes de tiempo porque el partido se encuentra aún en el primer cuarto. La buena marcha de la economía se debe, como bien se ha apuntado desde distintos foros, a la inercia de las reformas que llevaron a cabo los gabinetes populares, bastante sensatos en este aspecto. Ese modelo, y ya lo han anunciado los especialistas en varias ocasiones, se agota este mismo año. Lo único reseñable que el heterogéneo y mal avenido equipo económico de Zapatero ha hecho hasta la fecha es enredar. Enredar en las empresas privadas para ponerlas al servicio del Gobierno. Enredar en el mercado laboral elevando el salario mínimo y enredar con los presupuestos para garantizar el déficit a final de ejercicio. Desmantelar una juiciosa política económica como la del PP le va a llevar a los socialistas algo más de tiempo, pero seguro que, si tienen oportunidad, terminan por poner al país al borde de la quiebra. Y, en esto, a la secular tradición socialista de dejar la economía en el esqueleto nos remitimos.
 
En lo que Zapatero ha ganado a Aznar por goleada en estos pocos meses de gobierno ha sido en petulancia, envanecimiento y, sobre todo, en cursilería, arte para la que tiene dotes sobradísimas. Pero en gestión, a España, en suma, le sentaba mejor el roto de Aznar que el cosido de Zapatero.

En España

    0
    comentarios