La primera gran operación bancaria del año está en marcha. El pasado viernes por la tarde, el BBVA comunicó al Banco de Italia su intención de lanzar una OPA sobre el cien por cien de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL), de la que es el primer accionista con el 14,7% del capital. Pero aunque la operación cuenta con el visto bueno de la patronal y los sindicatos italianos, todavía tiene que superar importantes escollos.
El banco que preside Francisco González (FG) ya había manifestado a finales de 2004 su interés por aumentar su participación en la BNL, un interés que debería haberse transformado en hechos rápidamente. En realidad, el BBVA ya tenía previsto lanzar la OPA sobre la entidad italiana. Sin embargo, sus intenciones se vieron truncadas con el intento de asalto de la constructora Sacyr-Vallehermoso al consejo de administración del banco, porque el BBVA se vio obligado a defenderse y por las reiteradas sospechas que detrás de la ya fracasada operación de asalto se encontraba la mano del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero para tratar de mover el asiento presidencial a FG. El temor a que el PSOE se saliera con la suya, así como las sensaciones creadas por Sacyr de falta de seriedad en el sector bancario español y de que el buen gobierno de las empresas en España no es más que una declaración de cara a la galería provocaron que el Ejecutivo italiano, hasta entonces dispuesto a dar luz verde a que el BBVA se hiciera con el control de la BNL, se lo pensara dos veces.
Hoy, el Gobierno italiano sigue reticente a dar el visto bueno a la operación, a pesar de las presiones en este sentido de la Comisión Europea, que trata de conseguir que el mercado único sea una realidad en el sector bancario de la Unión Europea. De hecho, una de las condiciones que pondría el Banco de Italia, en caso de autorizar la OPA, es que el BBVA asegure una gestión “sana y prudente” de la BNL, lo que implica, de manera indirecta, que el Gobierno de Zapatero se abstenga de promover o respaldar nuevos ataques a la presidencia de FG.
Para el BBVA, la OPA sobre la BNL tiene una importancia estratégica por dos motivos. En primer término, con esta operación, el banco español cerraría la lucha de poder abierta en el seno de la entidad crediticia italiana y complicada por el intento de Francesco Caltagirone, conocido en España por su intento de hacerse con el control de Metrovacesa justo cuando Bami daba los primeros pasos para fusionarse con ella, de hacerse con el control de la Banca Nazionale del Lavoro. En segundo término, y al igual que ha hecho el SCH con la compra del Abbey, el BBVA equilibraría su balance, hoy muy expuesto a los riesgos en Latinoamérica en donde el banco tiene inversiones muy importantes, sobre todo en México.
Todavía es pronto para valorar el impacto de la operación, si sale, sobre las cuentas y la cotización del BBVA porque faltan por conocerse muchos detalles acerca de la misma. Sin embargo, fructifique o no, con ella no termina la aventura internacional del banco que preside Francisco González. La entidad sigue con la vista puesta en el continente americano, sobre todo en Estados Unidos donde los analistas no descartan nuevas compras de entidades que permitan aumentar y reforzar el negocio del banco con los inmigrantes hispanos. La OPA sobre BNL, por tanto, no es más que una etapa, importante, dentro de una estrategia más amplia de internacionalización que, dicho sea de paso, a medida que se desarrolle pondrá más dificultades a quien pretenda volver a intentar el asalto a la presidencia del BBVA.
