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Isabel Durán

La contraprogramación de La Pepa

Al tiempo que el Club Liberal 1812 ofrendaba a La Pepa, hacía su aparición con todo su poderío el escaparate del zapateao absolustista prisaico-socialista que amenaza una de las principales libertades consagradas en 1812: la libertad de expresión.

Paradojas de la vida. Este fin de semana ha traído un anticiclón cargado de viento de levante en Cádiz. Y con él, los actos del Club Liberal 1812 en conmemoración de la Constitución doceañista y una espectacular contraprogramación, con  zapateao incluido, orquestada por el Partido Socialista y sus tres reyezuelos del absolutismo español del siglo XXI: Polanco, Cebrián y González.
 
Mientras unos cuantos puñados de defensores de la libertad y del individuo rendían homenaje en la plaza de las Cortes a la Pepa, a pocos metros, ante el Palacio de la Diputación, se iban agolpando multitud de coches oficiales, conductores y miembros de seguridad propio del aparato del poder. Bajo el monumento a las Cortes liberales gaditanas en el centro de la plaza, el alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez, hacía una arenga de España, la nación, la libertad, la patria y los derechos de los ciudadanos. Si su discurso llegan a haberlo lanzado al viento los populares Eduardo Zaplana o Teófila Martínez, a su lado en la ofrenda floral, hubieran sido acusados de fascistas y hasta puede que les hubiera mandado detener alguno de los oficiantes de Telesforo Rubio.
 
Fue un espejismo del Partido Socialista, la trampa y el engaño del Gobierno de Rodríguez Zapatero para quien lo mismo vale Paco Vázquez que Pasquall Maragall o Patxi López, dependiendo del lugar del territorio nacional donde se encuentre. Mientras el alcalde coruñés se desgañitaba enarbolando los valores de la nación española, un siniestro desfile silencioso iba haciendo su  entrada por la puerta grande camino del Salón Regio en el más señorial edificio de la administración gaditana. Allí se iban dando cita los elegidos: Jesús Polanco, Juan Luis Cebrián, Javier Pradera, Magdalena Alvarez, la fraila Carmen Calvo o  Manuel Cháves, entre otros.
 
Como maestro de ceremonias en la sombra, un pletórico Felipe González al que el artista gitano gaditano El Cascarilla, rindió homenaje bailándole un zapateao. Y todo porque Cádiz iba a tener un nuevo y emocionado hijo predilecto, el consejero delegado de la Cadena Ser, Augusto Delkáder. El máximo responsable de la emisora de la infamia y la gran manipulación. Presumo que es el primero, pero no el último, de los agradecimientos por parte del partido que se benefició del invento de la existencia de los terroristas suicidas. Todos juntos en Cádiz, en la contraprogramación de La Pepa. Socialistas de ayer y de hoy y el imperio que descubrió los nombres de los etarras que hicieron saltar por los aires los trenes del Corredor del Henares y los agitadores de las manifestaciones ilegales ante las sedes del PP durante la jornada de reflexión del 13-M.
 
En definitiva, Cádiz, a las puertas del bicentenario de la Constitución liberal que consagró la sede de la soberanía nacional en las Cortes contra el régimen absolutista, se ha convertido este fin de semana en el anverso y el reverso de la España actual. Al tiempo que el Club Liberal 1812 ofrendaba aLa Pepa, unos metros más atrás hacía su aparición con todo su poderío el escaparate delzapateaoabsolustista prisaico-socialista que amenaza una de las principales libertades consagradas en 1812: la libertad de expresión.

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