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Ignacio Villa

Entre las dictaduras y el populismo

Zapatero cultiva a sus amigos. Y todos –como la política interna del Gobierno socialista– tienen el mismo corte ideológico. El Ejecutivo español en su política exterior es también sectario, radical y tosco

Dicen que Zapatero no se siente cómodo en las visitas oficiales en el exterior. Cuentan que no tiene temas de conversación con sus colegas y que se mueve con torpeza en el terreno de la negociación. Al presidente del Gobierno no se le ve suelto y habitualmente no sabe muy bien que hacer. Dicho coloquialmente, a Zapatero se le ve como "a un pulpo en un garaje".
 
De todas maneras, aunque el jefe del Ejecutivo está despistado y sin tablas, no se le puede reprochar que a la hora de hacer amigos sea muy cambiante. Zapatero ha decidido que la política exterior española esté marcada por las dictaduras y el populismo, y de ahí no se ha salido un ápice. Desde el primer momento ha mostrado sus preferencias por La Habana, Caracas y Rabat; además, ha mostrado su servilismo hacia París y Brasilia; y no ha escondido un falso colegueo con Buenos Aires. En fin, una política exterior bananera y marginal que se complementa con una buena sintonía personal de Zapatero con el secretario general con Naciones Unidas. ¿Quién da más? ¿Cómo se puede apostar por más despropósitos en menos tiempo? Difícil de entender.
 
En Moncloa sin embargo que se están recuperando las relaciones con los Estados Unidos. Ya nos dirán como, puesto que parece que es imposible hacer más cosas en contra de las sensibilidades de la Administración norteamericana. El Gobierno español parece inmerso en ese juego de "que dices que me opongo".
 
El ultimo esperpento de la colección es este viaje que ha iniciado el presidente del Gobierno español a Venezuela. Una visita oficial con el único objetivo de vender armas al populista Chávez, en un proceso de rearme que esta realizando el presidente venezolano y que puede terminar en una auténtica tragedia política y militar. Y aunque Zapatero ha intentado disfrazar el viaje visitando en Bogotá al presidente Uribe, es de sobra conocido que esta gira tenía como prioridad completar la "visita secreta" realizada por Bono a Caracas hace unos meses. Lo demás son juegos florales.

Zapatero cultiva a sus amigos. Y todos –como la política interna del Gobierno socialista– tienen el mismo corte ideológico. El Ejecutivo español en su política exterior es también sectario, radical y tosco. Ahí no hay cambios, y no les importa en absoluto aunque la imagen de España esté por los suelos. Con este Gobierno poco más se puede esperar.

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