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El trasfondo de un viaje

Si Aznar se destacó por su enfrentamiento con Castro y por su apoyo al gobierno colombiano en su lucha contra los distintos grupos terroristas, era previsible que Zapatero rectificara ambas políticas

El presidente del Gobierno llega a Venezuela en el marco de un fuerte debate nacional sobre su política exterior y, más concretamente, sobre los pasos dados en el área caribeña. El acercamiento a la dictadura castrista y la defensa de sus intereses, así como la aproximación al venezolano Chávez, golpista y dirigente del antidemocrático movimiento bolivariano, no podían pasar inadvertidos.
 
El giro dado a la diplomacia española en la zona ha sido grande. Se puede considerar que es el resultado de una nueva doctrina socialista, aunque ese tipo de evaluación puede resultar en exceso optimista, más aún conociendo a los protagonistas. Podemos estar sencillamente ante una nueva “política de gestos”, cuyo objetivo fundamental sea consolidar el voto radical, hoy por hoy esencial para la estabilidad política del gobierno.
 
Si Aznar se destacó por su enfrentamiento con Castro y por su apoyo al gobierno colombiano en su lucha contra los distintos grupos terroristas, era previsible que Zapatero rectificara ambas políticas. Y no sólo porque éstas fueran desde su punto de vista erróneas sino, sobre todo, porque eran de Aznar. Nunca antes habíamos disfrutado de un comportamiento tan ejemplarmente binario en nuestra acción exterior.
 
Pero en su rectificación Zapatero también choca con el legado de González, por lo menos en el caso venezolano. Tanto por vínculos personales como por lealtad internacionalista, el PSOE tuvo a Acción Democrática como su interlocutor natural en Venezuela. Precisamente la fuerza política que Chávez más criticó, la que desde su entender, y de otros muchos, mejor representaba el régimen de corrupción e incompetencia que llevó a la actual crisis venezolana. No era, por lo tanto, de extrañar que aquel PSOE y PRISA recibieran con ilusión el intento de golpe de estado contra el bolivarismo chavista. Era coherente.
 
¿Representa Zapatero a la mayoría del PSOE en su giro? Es evidente que una parte importante de los cuadros se sienten mucho más próximos a González en su repudio al chavismo, un populismo radical lejano de su tradición internacionalista. Tan cierto como que a muchos de sus electores ese estilo, abiertamente antiliberal y antinorteamericano, gusta. Zapatero puede estar molestando a parte de los suyos, pero está dando satisfacción a otros muchos, en especial a esos votantes clave de la izquierda radical.
 
Chávez está arruinando Venezuela. Según informaba ayer DiarioExterior.com “El Instituto Nacional de Estadística muestra entre sus números que para el primer semestre del año 1999, cuando Chávez asumió la Presidencia, el índice de pobreza era de 42,8%, mientras que al cierre de 2004 era de 53%”. “La pobreza extrema hace seis años arropaba a 16,6% de los hogares venezolanos, y en estos momentos afecta a 25%. Esto significa que un cuarto de la población no tiene ingresos suficientes ni siquiera para atender sus gastos de alimentación”. Este es un aspecto del bolivarismo. Otro es la creciente falta de libertades, el paulatino desmontaje de la democracia heredada que, con todas sus lacras, era un estado de derecho a partir del cual se podía modernizar el país. Un tercero es la acción exterior, dirigida a desestabilizar democracias y a potenciar regímenes semejantes, con la colaboración de Cuba. El cuarto es el apoyo a los grupos terroristas colombianos, tanto en su acción en Colombia como en su creciente expansión por toda América Latina. Este es el régimen con el que Zapatero quiere establecer una relación preferencial ¿Ha valorado el coste que en el medio plazo va a suponer este vínculo para el socialismo español y para España en su conjunto? Con seguridad no lo sabemos, pero sí resulta evidente la preocupación que esta política despierta en importantes sectores del partido en el Gobierno.
 
El PSOE nunca ha sido un bloque unido, pero sí una máquina de poder muy disciplinada. Entre los niños de familia bien, políglotas, con doctorados en Estados Unidos y el mundo que representa el inefable Pepín Blanco hay abismos culturales... pero que se sortean con el puente de la disciplina propia del sindicato de poder que el PSOE-PRISA representa. No basta con quejarse en la intimidad, con escandalizarse ante los colegas de confianza que militan en otras formaciones. De todos ellos es la responsabilidad de lo que está ocurriendo.

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