Ya se han incorporado a la Alianza de Civilizaciones Hugo Chávez, Lula y el pobre Uribe, en calidad de rehén. Ah, y Maradona. Con el apoyo del que fuera gran jugador de fútbol pero que desde hace ya muchos años es sólo un grotesco símbolo de la degradación humana, puesta al servicio de la tiranía castrista, el proyecto de Zapatero ha alcanzado ya el quórum necesario para su plasmación en algo más que retórica. Es el momento de pasar a la plástica. Urge que, cuanto antes, la Guardia Real rescate de los arcones polvorientos que ha heredado los arreos y uniformes de la Guardia Mora, ese formidable cuerpo de guardarropía que, durante décadas, escoltó a Franco en los grandes desfiles urbanos y decoró sus visitas a las capitales españolas más importantes.
Federico Jiménez Losantos
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Y ahora, la Guardia Mora
Con la adhesión de Chávez y la recuperación de la Guardia Mora ya sólo faltaría el homenaje a otro húngaro genial de la generación de Kubala, Czibor y Kocsis, el inolvidable Ferenc Puskas, al que llamaban “Cañoncito Pum”
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