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Encarna Jiménez

La guerra de la mañana

Los programadores de Telecinco tienen una habilidad asombrosa para obtener los máximos resultados explotando la retroalimentación de sus producciones

El duelo en las mañanas televisivas tiene su mejor ejemplo en la competición entre Telecinco y Antena 3, es decir, entre Ana Rosa Quintana y María Teresa Campos. Contra todo pronóstico, Ana Rosa, que tuvo una tendencia a la baja con su magazín de tarde cuando estaba en Antena 3, después del embarazo, doble parto y su conveniente cambio de imagen —parece que con arreglos pero sin pasar por cirugía— le está ganando la batalla a la antaño reina de las mañanas y trabajadora incansable María Teresa Campos.
 
Las razones del éxito de Ana Rosa no pueden atribuírsele a ella sola, sino a una serie de factores que hacen que la audiencia de Telecinco sea fiel no sólo a las personas que dan la cara, sino a la maquinaria de la cadena. Los programadores de Telecinco tienen una habilidad asombrosa  para obtener los máximos resultados explotando la retroalimentación de sus producciones. Como “Aquí hay tomate” hace de locomotora del mundo amarillo y rosa, hemos asistido a la reconciliación del “tomatero” Jorge Javier Vázquez con Ana Rosa, con la que no acabó demasiado bien en Antena 3.  El “efecto Arguiñano” también le viene de perlas a Ana Rosa, y su imagen, más jovial que la de María Teresa Campos, encaja con una audiencia que puede estar enganchada a Telecinco de la mañana a la noche.
 
Un dato curioso del magazín de Ana Rosa es que incluye a su ex marido Alfonso Rojo, hermano del “negro” que la metió en el lío del libro copiado, en el equipo de colaboradores, pero esto no parece ser un lastre tan grave como que María Teresa Campos imponga a su hija, la indescriptible Terelu, en los contratos. Si la madre puede quedar antigua y su formato con pocas alegrías, la hija es un peso muerto por más que se crea la reina del mundo.
 
Ahora parece que en Antena 3 van a lanzar al Doctor Beltrán para intentar captar espectadores de TVE, pero el duelo entre Ana Rosa y María Teresa ha marcado la guerra en el que ha salido victoriosa Telecinco, una cadena con ejecutivos tan listos como maquiavélicos. La batalla matinal tiene múltiples efectos colaterales y no es el menor el que Montserrat Domínguez, tan bien considerada cuando estaba en Telecinco,  haya pinchado en Antena 3. “No somos nadie” debería ser la frase de muchas supuestas figuras. Que se lo pregunten a Wyoming.        

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