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Amando de Miguel

A vueltas con el inglés

Bernd Dietz (catedrático de Filología Inglesa de la Universidad de Córdoba) relata una historia verdadera de dolorosas consecuencias culturales y políticas. No es solo la queja de la ministra de Cultura sobre los “anglicanismos” de la lengua española. Se trata de “una actitud muy real de su gobierno, menos preocupado por la pureza lingüística o la salud de la identidad española que por testimoniar su aversión a la hegemonía mundial del inglés. Se supone que tanto en razón de lo que significa el modelo cultural anglonorteamericano como por haberse convertido en la única lingua franca sobre la que se sustentan fenómenos tan perturbadores para una mentalidad progresista como la globalización, el pensamiento liberal y el derrumbe de los modelos sociales anticapitalistas”. De acuerdo con esa actitud, “las autoridades educativas y sus compañeros de viaje están a punto de eliminar los estudios de Filología Inglesa del catálogo que ofrece la Universidad española”. Ni qué decir tiene que es la especialidad filológica con más alumnos y profesores. La primera operación de esa disparatada propuesta es la de subsumir la actual Filología Inglesa en un nuevo conjunto de “Lenguas Europeas Modernas”. Don Bernd reconoce que “los anglistas ─no los anglicanos─ estamos desolados” y no es para menos.
 
Por si la historia anterior pudiera parecer un sueño paranoico, recordaré la reciente declaración del presidente de la Generalidad catalana, dispuesto a que Cataluña ingrese en la Unión de Estados Francófonos. Este sí que es un delirio paranoico o etílico-surrealista, efecto quizá de la tramontana. Medio en broma aduje en otra ocasión que, si se desplazara el español de Cataluña, no habría más solución que pasarse al inglés. Pero el inglés es la lengua del otro imperio. Así que la opción es el francés. Lo siento por los catalanes. Siguen la senda gloriosa de Guinea Ecuatorial.
 
Alejandro García Cogollos (Amsterdam, Holanda) me ilustra con una buena historia de lo que aquí hemos llamado falsas etimologías. Se refiere al famoso OK. Don Alejandro señala que es falsa la leyenda de que, durante la segunda guerra mundial, los pilotos que regresaban sin bajas decían O.K. (Zero Killed, ninguna baja). Es evidente que el origen del famoso acrónimo no fue ese, pues llevaba un siglo en vigor. Don Alejandro narra la verdadera historia. Era un político, un tal Van Buren, apodado Old Kinderhoot, y que firmaba con las iniciales O.K. Él mismo dijo que quería decir “oll korrekt”, con un inglés mal escrito.
 
La historia que relata don Alejandro no es completa y no es la única. Hay otras muchas. Se cuenta la versión de un agente de ferrocarriles que se llamaba Obadiah Kelly y que ponía sus iniciales en los paquetes. Está asimismo la historia de un jefe indio llamado Old Keokuk que firmaba los tratados con los blancos poniendo sus iniciales. Fantasías. Tampoco viene el OK de la voz inglesa hoacky (= la última carga de la cosecha). La verdadera (de momento) historia es la que sigue. Todo empezó como una broma de los periodistas de Boston en 1838, quienes dieron en poner iniciales a muchas frases repetidas, seguramente para ahorrar espacio. El OK (= oll korrect) apareció impreso por primera vez en un periódico de Boston en 1939. En 1840 se forma un club político en Nueva York con el nombre de Democratic O.K. Club. En la campaña presidencial de 1840 “O.K.” fue el eslogan del Partido Demócrata. El candidato a la reelección era Martin Van Buren, apodado Old Kinderhook, por el nombre del pueblo de donde era oriundo (Kinderhook cerca de la capital de Nueva York, Albany). Las iniciales O.K. se traducían como oll korrect, una falta ortográfica que habían cometido los periodistas de Boston como una broma. El O.K. se hizo famoso, aunque Van Buren perdió la elección a manos del candidato Whig. Mucho más tarde, el presidente Willson popularizó la forma okey en 1918, con la interpretación de que era una palabra india. A partir del presidente Truman el OK se escribe ya sin puntos. Es ya el acrónimo más famoso del mundo.
 
Todavía hay otra historia. Los marineros norteamericanos eran muy aficionados al ron que se fabricaba en un puerto de Haití, Aux Cayes, que pronunciaba como Okey. Hay más historias, dudosamente verosímiles, pero todas han tenido su público. Por cierto, don Alejandro insiste en que, puestos a traducir Thomas More, tendría que ser “Tomás Más” y no “Tomás Moro”. No, señor, More en inglés antiguo equivalía a Moor (= moro). Seguramente, era una voz de origen español. En latín maurus era el habitante de lo que hoy llamamos Magreb (= occidente).
 
Jesús Rodríguez Marcial aporta algunos ejemplos más en relación con la tesis de que el idioma inglés, tan cortante y escueto, necesita de algunas frases insignificantes como comodines. In any case (= en cualquier caso), As far as I know it (= por lo que conozco o me consta). In my humble opinion o in my not so humble opinion (= en mi modesta, o no tan modesta, opinión). La muletilla reina, para don Jesús, es if you ask me (= mayormente). Como puede verse, todas esas frases tienen algo equivalente en español. Mi favorita es “¿entiendes lo que te quiero decir?”, que, naturalmente, no espera contestación.
 
En este corralillo hemos comentado la palabrapijo, su origen y concomitancias. José Pérez Montero (Madrid) aporta una interesante reflexión sobre el equivalente inglés actual depijo=posh. La mujer del futbolista Beckham es conocida como Posh Spice, por su pasada vinculación al grupo musical Spice Girls. Esta es la versión de nuestro erudito corresponsal. “Cuando los ingleses iban a las colonias volvían en barco y dado que la travesía podía durar meses, aquellos más coquetos pedían una habitación que diera [izquierda] o a estribor [derecha], con objeto de llegar morenos a su destino y así estar másatractivos. Para que se supiera sus preferencias, escribían el término POSH en sus baúles que quería decirPort Out Starboard Home, o lo que es lo mismoA babor en la salida y a estribor en la vuelta a casa”. La historia es muy divertida pero me temo que sea espuria. Hay otras varias historias inglesas de ese género para explicar algunas palabras como resultado de acrónimos. Ya se ha comentado aquí lo desnobo lo defuck. La cosa fue seguramente al revés. A la palabra se le buscaba un acrónimo que luego se hacía encajar en una divertida historia. Es igual, el resultado es muy entretenido.

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