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Alberto Recarte

El Banco de España, el INE y la competitividad

Hay múltiples referencias al deterioro de la competitividad, que se refleja en las cifras del sector exterior, pero también en la fortaleza continuada del consumo, la construcción y la inversión en bienes de equipo.

El informe del Banco de España sobre la evolución de la economía española en el primer trimestre de 2005, señala la dificultad de opinar sobre aspectos básicos de nuestra economía ante los cambios estadísticos que ya se han producido y que se completarán en el actual mes de mayo, cuando se produzca una nueva estimación del PIB desde el año 2000.
 
Con los datos actuales, según el Banco de España, la economía española ha crecido un 2,8% en el primer trimestre de 2005, gracias a un aumento de la demanda interna del 4,7%, pero con un sector exterior que nos ha restado un 1,9%. Hay múltiples referencias al deterioro de la competitividad, que se refleja en las cifras del sector exterior, pero también en la fortaleza continuada del consumo, la construcción y la inversión en bienes de equipo. En este sentido, nuestro modelo de crecimiento mejora por una parte, porque la inversión en bienes de equipo crece al 11%, y corrige varios años de escaso aumento y empeora gravemente por la evolución del sector exterior.
 
Dos datos explican este deterioro: por una parte, los costes laborales unitarios, que crecen en España en torno al 4% anual, mientras en la Unión Monetaria lo hacen al 1% y, por otra, la evolución del IPC, que ha aumentado hasta el 3,4% en España mientras en la Unión Monetaria lo hace al 2%. Un dato más claro de cómo se combina la mejoría de nuestro modelo de crecimiento con su empeoramiento, es la evolución de la inversión en bienes de equipo: crece al 11%, pero cada vez en mayor proporción son bienes que se importan, no que se hacen en España, lo que no tendría ninguna importancia, porque no hay por qué equilibrar todas la relaciones comerciales, excepto que fuera un rasgo general degenerativo de toda la economía. Un empeoramiento que confirma el sector automóvil: crecen las matriculaciones al 6% anual en los primeros meses de 2005, pero la producción nacional de automóviles ha disminuido en un 13% en el mismo periodo.
 
Un proceso de crecimiento de las importaciones tan intenso tiene, además de la parte negativa de mostrar falta de competitividad y de restar crecimiento, un aspecto muy positivo: modera los precios internos e incrementa la productividad general de la economía. Ambos procesos son simultáneos, pero todo indica que la parte negativa acabará por frenar el crecimiento. No sabemos cuándo, máxime con las revisiones del INE; yo sigo pensando que en la segunda parte de 2006 la contradicción resultará en estancamiento de la creación de empleo; pero si la revisión  al alza del PIB es muy intensa y el INE nos dice que en 2004 crecimos no el 2,6% sino entre el 3% y el 4% y que la economía sumergida era mucho mayor de lo que se suponía, el margen temporal para el deterioro se ampliaría. La incertidumbre estadística que padecemos en este momento impide emitir opiniones más fundadas.

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