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Juan Manuel Rodríguez

Gol de Mijatovic y Copa de Europa en color

Me parece que la hostilidad que el valencianismo muestra estos últimos años hacia el Real Madrid arranca inconscientemente de aquel polémico fichaje que se produjo a finales de los años noventa

Ahora se cumplen siete años del gol más importante en la historia reciente del Real Madrid, aquel que el montenegrino Pedja Mijatovic le marcara a Peruzzi en el minuto 66 de la final de la Copa de Europa ante la Juventus de Turin, la "Vieja Dama" del fútbol mundial. 1-0 y se acabó el "blanco y negro". Cuenta  Mijatovic —un jugador muy "fino" que Lorenzo Sanz se trajo en su día del Valencia por "cuatro pesetas"— que dos días antes de la final sintió un tirón. Rápidamente se lo dijo a Pedro Chueca y éste, para evitar las nefastas consecuencias del "espionaje industrial" italiano, le pidió que aguantara sin forzar demasiado y se retirase luego al vestuario con el resto del equipo. Al finalizar el entrenamiento Jupp Heynckes, aquel entrenador alemán que parecía tener siempre la cara achicharrada por el sol, le pidió que se quedara a tirar penaltis. Mijatovic le dijo que él se iba directo a la ducha, pero le prometió que marcaría el gol decisivo en la final. Y así fue. Hace siete años de aquello.
 
Mijatovic fue, por así decirlo, el "puente che" entre los casos culés de Alfredo di Stéfano y Luis Figo. Pedja era muy querido en Valencia y su fichaje por el Real Madrid supuso una verdadera convulsión en Mestalla. Cuando regresaba a jugar allí vistiendo la camiseta merengue debía hacerlo protegido. Me parece que la hostilidad que el valencianismo muestra estos últimos años hacia el Real Madrid arranca inconscientemente de aquel polémico fichaje que se produjo a finales de los años noventa.
 
¿Hubo fuera de juego? Mijatovic responde a esa pregunta: "Y si lo hubiera sido, ¿qué?... Peor para la Juve. Pero no lo fue". Lo cierto es que ningún jugador italiano protestó aquella jugada. Franklin Foer, periodista político del Washington Post y editor en la revista de opinión New Republic, explica en "El mundo en un balón" (Editorial Debate, 2004) que en 1998 la Juventus de Turín ganó la "temporada envenenada". "Obtuvieron su triunfo porque los árbitros anulaban a los equipos contrarios goles que eran evidentes y no castigaban las faltas de la Juventus. Aunque este equipo cometió más faltas que cualquier otro club de la liga, fue el que recibió menos tarjetas rojas".
 
Foer añade que "finalizada la temporada, el poder de la Juventus se convirtió, de nuevo, en tema de intenso debate público. En una sesión parlamentaria, un político neofascista llamado Domenico Gramazio despotricó contra las parodias que favorecían a la Juventus. "Son muchos los árbitros italianos que conducen un Fiat", exclamó en el estrado de la cámara legislativa. Sus acusaciones hirieron profundamente a Massimo Mauro, uno de sus colegas y ex jugador de la Juventus. Mauro, como respuesta a los ataques contra el honor de su club, empezó a gritar "Payaso, payaso". Hizo falta la intervención de los conserjes para impedir que Gramazio pegara a Mauro. A fin de evitar más escenas, el vicepresidente suspendió la sesión". Posiblemente la UEFA no quisiera más jaleos. Posiblemente. El caso es que aquel gol le dio al Real Madrid su séptima Copa de Europa. La primera en color.

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