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Juan Manuel Rodríguez

"Papá, ¿por qué tiene que seguir Ferrando?"

En una época tan cambiante como la que nos está tocando vivir, sólo espero que por lo menos el adverbio de negación "no" siga significando lo que yo pienso que significa porque como "no" signifique "sí" lo llevamos todos claro

El lunes le hice a Enrique Cerezo una pregunta muy clara, y él respondió también muy claramente y sin ambages: "Fue un error ampliarle el contrato a César Ferrando". Puesto que la pregunta se la hice el 16 de mayo de 2005, todo el mundo comprenderá rápidamente que la respuesta del presidente del Atlético de Madrid venía condicionada por la información que tenía en ese momento. A mí, por mi parte, no me queda ninguna duda de que si el Atleti hubiera ganado la Liga y la Copa la respuesta de Cerezo habría sido otra muy diferente. Es más, la pregunta no tendría sentido alguno. ¿Me imaginan preguntándole al presidente del Atlético de Madrid si fue un error ampliar el contrato de Ferrando con el Atleti clasificado para la Champions League tras haber ganado el "doblete"?... Verdaderamente no tendría mucho sentido, no.
 
Luego Cerezo, que en el "uno contra uno" resulta un hombre ciertamente cautivador, ha dicho que mi pregunta no fue exactamente esa, y que su respuesta tampoco lo fue. No me pararé ni un segundo en esa polémica absurda. Pero, a la conclusión del peor Real Madrid-Atlético de Madrid que uno recuerda en mucho tiempo, Enrique Cerezo volvió a la carga: "Ferrando tiene un año más de contrato y lo normal sería que lo cumpliese"... ¿Lo normal?... ¿Así que, después del añito del Atleti, lo normal sería que Ferrando cumpliese su contrato?... No, no, qué va, en absoluto, eso sería lo verdaderamente anormal. Como conozco bien a los directivos, el lunes le pregunté también a Cerezo lo siguiente: "¿Usted cree que los socios entenderían hoy que Ferrando siguiese en el club?", y él contestó: "No". ¿Era un "no" que escondía en el fondo un "sí"? ¿Era un "no-no", un "no" auténtico, el "no" de toda la vida, o quizás con el "no" quería decir otra cosa?... En una época tan cambiante como la que nos está tocando vivir, sólo espero que por lo menos el adverbio de negación "no" siga significando lo que yo pienso que significa porque como "no" signifique "sí" lo llevamos todos claro.
 
El jueves un grupo de violentos tiró abajo una de las vallas que delimitaban el campo de entrenamiento del Atlético de Madrid en Majadahonda y asaltó a futbolistas y entrenadores. Al Aristóteles de turno debió ocurrírsele que lo mejor para todos sería castigar a los ultras abofeteando a los periodistas. ¡Olé, olé y olé Aristóteles!... Las amenazas de los veinte ultras las pagaban así los informadores que cubren habitualmente el "via crucis" del Atlético de Madrid y, por extensión, los socios y aficionados atléticos. Yo, por mi parte, les confesaré que este viernes a las tres de la tarde, después de presentar "El Tirachinas" de Madrid, me fui tan tranquilo a tomar con los amigos una cervecita al "Cangrejero", sito en la calle Amaniel. Brindé para que el Atleti encontrara al fin su rumbo. Incluso brindé por el genio que pensó que silenciando a Torres se acabarían los problemas. Y me imaginé al niño del anuncio preguntándo: "Papá, ¿por qué tiene que seguir Ferrando?". ¡Vaya con el niño!

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