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Ricardo Medina Macías

Credibilidades y superioridad moral

Error, el semanario hizo pésimo periodismo, pero fue el fanatismo islámico el que mató a los inocentes.

Lo que se fue al caño fue la credibilidad del semanario Newsweek. Pero quien mató inocentes fue el fanatismo islámico, atrapado en una concepción absolutista y totalizadora, incapaz de entender la dignidad, autonomía y libertad de cada ser humano.
 
Se dice que a causa de una falsa información por parte del semanario Newsweek (que dio por ciertas actitudes infamantes contra el Islam por parte de las autoridades militares estadounidenses en Guantánamo) han muerto decenas de inocentes a manos de fervientes seguidores del Islam. Error, el semanario hizo pésimo periodismo, pero fue el fanatismo islámico el que mató a los inocentes.
 
Así, tenemos que lo que se fue al retrete no fue el Corán sino la credibilidad del semanario estadounidense. Perder la credibilidad, algo más frecuente de lo que parece, es lo peor que le puede pasar a un medio de comunicación.
 
Es condenable la ligereza con que el semanario fabricó una "emocionante" –falsa y políticamente correcta– versión sobre las supuestas atrocidades del belicismo estadounidense. Se puede conjeturar que una buena dosis de contaminación política, hacer otra denuncia más contra el detestado gobierno de George W. Bush, propició el error periodístico. Fallaron los filtros que normalmente garantizan la credibilidad en medios de comunicación profesionales porque prevalecieron los prejuicios sobre los hechos. Otra cosa, muy distinta, es cuando deliberadamente los medios mienten para obtener algún beneficio particular en la arena política o en alegatos judiciales. Eso es basura moral, no error.
 
Pero cuidado, quienes asesinaron inocentes con el pretexto de la información infamante (y a la postre falsa) son los responsables de sus actos. Caer en la superstición de que no son ellos –los terroristas fanatizados– los responsables del asesinato de inocentes es caer precisamente en el mismo fanatismo que ha convertido a cierto tipo de islamismo en un peligro mortal para la humanidad.
 
La superioridad moral de lo que llamamos Occidente estriba en que hace siglos dejamos de ver con naturalidad la destrucción de quienes son diferentes, piensan diferente o tienen otras creencias. La superioridad moral estriba además en que heredamos, del cristianismo pero también de la Ilustración, el concepto de persona, libre, inalienable. Ya no mezclamos la vida pública del Estado con la religión. Ya no contamos –se supone– a "los demás" como una masa indistinta y condenable por ser diferente. Ya sabemos que no todos los chinos son iguales (sino que cada uno es irrepetible y diferente), que no todos los judíos son iguales, que no todos los cristianos son iguales, que no todos los musulmanes son el mismo musulmán…
 
Esta superioridad de ninguna forma significa que las personas en las sociedades que se orientan por esas normas, fundadas en la dignidad del ser humano, en su irrepetibilidad y en su libertad, sean "superiores" a otras. No, decir eso sería mentiroso y estúpido. Significa que los valores y la antropología –vale decir, que la cosmovisión– que inspira leyes y comportamientos "normales" en dichas sociedades han demostrado sobradamente ser mejores que sus contrarios.
 
Ninguna doctrina vale lo que vale una sola vida humana.

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