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Juan Manuel Rodríguez

Lobby amable

Si hay que ir se va, pero ir para nada, señor Odriozola, es una verdadera tontería. Se lo digo con toda la amabilidad del mundo.

Tanta amabilidad me confunde. El presidente de la Federación Española de Atletismo dice, por un lado, que el noventa y cinco por ciento de los miembros del Comité Olímpico Internacional ya tienen decidido su voto, y por el otro pide que, por lo que pueda pasar en el mes de julio en Singapur, "Madrid 2012" forme un "lobby". Un "lobby amable", añade. Pero un "lobby", según la definición que aparece recogida en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, es aquel "grupo de personas influyentes, organizado para presionar en favor de determinados intereses". Al pensar en un "lobby" te vienen a la cabeza de todo menos personas simpáticas, creo.
 
Y sin embargo, fiel a la tradicional originalidad española que tantos problemas nos ha acarreado en el pasado, José María Odriozola quiere transformarnos en un "lobby amable", lo que, en sí mismo, encierra una profunda contradicción. ¿Cómo presionamos a ese cinco por ciento de indecisos que quedan todavía a estas alturas en el COI? ¿Mandamos flores a sus mamás?... ¿Interpretamos "Hair" hasta que llegue el 6 de julio?... Me parece que hemos sido tan amables como los rusos, mientras que franceses e ingleses han hecho sus deberes, achuchando por debajo de la mesa a quienes tenían que achuchar. Puede que "Madrid 2012" no consiga la candidatura –¡ojalá me equivoque!– pero igual nos convertimos en los más amables en el vuelo de regreso de Singapur.
 
Por eso digo que tanta amabilidad me confunde realmente. Y ojalá podamos rentabilizarla y al final quede materializada en algo práctico. Porque fuimos empalagosamente amables el día que los franceses tuvieron la desfachatez de sacar a colación el tema del terrorismo, utilizándolo como baza en contra nuestra. Y cuando, después de todo aquello, los tabloides sensacionalistas ingleses soltaron aquí a sus periodistas con las pinturas de guerra y el cuchillo entre los dientes con el único objetivo de excitar a Luis Aragonés para acusarnos de racistas, nosotros volvimos a ser amabilísimos con ellos. "Of course". Por eso ahora, llegados a este caso, lo que nos hace falta es un "señor lobby", un "lobby-lobby", un "lobby" fiel a la definición del diccionario. Si hay que ir se va, pero ir para nada, señor Odriozola, es una verdadera tontería. Se lo digo con toda la amabilidad del mundo.

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