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Amando de Miguel

Está bien o está mal

Rosalino Ortíz Anleu (Tapachula, Chiapas, México) pregunta si se debe decir “pidió disculpas” (a alguien) o bien “ofreció disculpas”. Lo lógico es pedir disculpas, es decir, solicitar que el ofendido nos quite la culpa. De manera enfática se dice presentar disculpas, por ejemplo, en el lenguaje diplomático. La disculpa es una razón que se alega para que el ofendido nos perdone. Es más lógico solicitar o pedir esa acción. No es absurdo ofrecer disculpas (razones para el perdón), pero resulta un poco enrevesado.
 
Don Rosalino se pregunta si “desapercibido” significa “inadvertido” (no percibido) o “desprevenido” (no preparado). Más bien lo segundo, pero también lo primero, y cada vez más según el uso del español habitual. ¡Oh deliciosa ambivalencia de nuestra lengua!
 
Antonio Medina Carrasco plantea si la siguiente expresión está bien dicha: “Hice caso omiso a mi novio y cambié de coche”. Me parece del todo correcta. Hay quien piensa que la expresión debería ser “no hice caso omiso a mi novio y cambié de coche”. Es incorrecta. Hacer caso omiso (de alguien o de algo) es no tomarlo en consideración. Luego es ya una acción negativa; está de más ponerle otro “no”.
 
Enrique Sáez García escucha en un programa de Telemadrid que “las visitas a los pequeños linces nacidos en Doñana habían sido reducidas al máximo”. Él sostiene que tendría que ser “reducidas al mínimo”. Tiene razón. La máxima reducción correspondería al mínimo de visitas.
 
Francisco Sánchez (Erlangen, Alemania) sostiene que cuando los alemanes dicen que algo “les suena a español”, equivale a lo que los españoles decimos con la expresión “me suena a chino”. Es decir, la lengua foránea no se entiende. Don Francisco aduce que el emperador Carlos V (en España Carlos I) soltaba esa frase, pues “se crió en Alemania”. Añado que más bien se educó en Flandes y hablaba el español con dificultad. Llegado a España recobró el español materno con soltura. No creo que la frase citada pueda ser atribuida a Carlos V.
 
Don Francisco vuelve a la carga con lo del laísmo, el leísmo y el loísmo. Don Francisco sostiene que debe decirse “Yo le ayudé” (a él o a ella, indistintamente) y no “yo la ayudé” (a ella) o “yo le ayudé” (a él). Tiene razón gramatical, pero en Castilla y Madrid hay muchos que dicen “yo la ayudé” (a ella). A mí no me suena mal. Igualmente, se oye decir en España “no lo he visto” (referido a un varón), aunque también se dice ─y cada vez más─ “no le he visto”. Mi impresión es que el español debe convivir con loístas, leístas y laístas.
 
Joaquín Ramírez (Córdoba) insiste en que se debe decir “Se advirtió a la población que…” y no “Se advirtió a la población de que…”. Tiene razón. Pido perdón si se me ha deslizado ese dequeísmo. Otra cosa es con el verbo “informar”, que sí admite el “de que”. De ahí el contagio. Va a ser inevitable que aumente el dequeísmo en España por influencia de la literatura y de la inmigración iberoamericana.
 
Mariano Magister Hafner se pregunta si la palabra arte exige el masculino o el femenino. La cosa es ambigua, como en “el mar” y “la mar”. En plural, arte es siempre femenino: “las bellas artes”. Pero en singular admite el artículo “el” para evitar la cacofonía. No solo eso. Se dice, por ejemplo, “el séptimo arte” o “arte moderno”, aunque también “el arte poética” o “el arte política”.
 
Javier Muñoz-Blanco García (Cartagena, Murcia) me comunica que mantiene una disputa con su profesor de Lengua. El alumno sostiene que la frase correcta debe ser “ellas se esforzaron por pensar rápido”. Es decir, “rápido” hace de adverbio. El profesor arguye que la frase correcta debe ser “ellas se esforzaron por pensar rápidas”. Esto es, “rápidas” hace de adjetivo. No tengo ninguna autoridad para dirimir la cuestión. Las dos frases, aunque un poco forzadas, tienen sentido. “Rápido” puede ser tanto adjetivo como adverbio. Apelo a la experticia de los libertarios que son gramáticos para ver si alguno contesta rápido.

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