Menú
Fray Josepho

En homenaje y descargo de Campmany

En el ABC del martes 14 de junio, entre los artículos publicados en memoria de Jaime Campmany, figuraba uno titulado “Jaime I, el versificador”. El autor, A. Astorga, escribía sobre la maestría de don Jaime como poeta satírico y reproducía dos poemas, uno sobre Javier Arzalluz y otro, más largo, titulado “De humanidades y otras yerbas”. Lo curioso y sorprendente del caso es que esos dos poemas no eran de Jaime Campmany, sino míos. Me enorgullece el equívoco, porque siempre he considerado a Campmany como mi maestro, pero conviene dejar a cada uno en su sitio. Don Jaime me dio la oportunidad de debutar en la prensa cuando, hace ya años, acogió mis versos satíricos en la revista Época, donde colaboré desde el fallecimiento de Pérez Creus –otro maestro– hasta que la cabecera cambió de manos y Campmany abandonó la dirección. También, el llorado escritor murciano me hizo el honor de prologar una recopilación de mis versos que se editó por entonces. Creo que de aquí precisamente viene el equívoco: A. Astorga está convencido de que Fray Josepho era un seudónimo de Jaime Campmany. Recuerdo que en el desaparecido diario proetarra “Egin” también se publicó en tiempos un error semejante, en términos evidentemente menos elogiosos y más inquietantes que los que nos ocupan. En fin, cosas de las sátiras y los pseudónimos. Ya quisiera yo tener la sabiduría, el ingenio y la gracia del maestro Campmany, en cuyo homenaje –y descargo­– he escrito este soneto:
 
Es pócima la muerte siempre amarga;
el más profundo sueño, y el más largo;
el más irrenunciable y triste cargo,
y la última emoción que nos embarga.
 
Es el alivio, acaso, de una carga;
el despertar, tal vez, de algún letargo;
dar cuenta al fin, quizá, del sumo encargo,
sin yelmo, sin lanzón y sin adarga.
 
La muerte no se aplaza ni posterga;
no admite, cuando llega, que se alargue
la vida, pues la quita quien la otorga.
 
Ya en ABC su genio no se alberga.
Lloremos a don Jaime. Y no le cargue
mis versos al maestro, amigo Astorga.

En Sociedad

    0
    comentarios