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Federico Jiménez Losantos

La FAES, a Barcelona

Con Aznar y sus intelectuales liberales reuniéndose de forma permanente en Cataluña, organizando actos, celebrando banquetes y reuniones, promoviendo encuentros y conferencias, sería más fácil romper el cerco mediático del nacionalismo catalán

La crisis desatada por Piqué con sus declaraciones contra Acebes y Zaplana ha tenido una virtud: poner de manifiesto la endeblez del PP en Cataluña y cómo eso repercute en el PP nacional. Porque nadie puede dudar de que la petición de más centrismo y menos pasado corresponde a la situación presente del partido dirigido por PP, que por desgracia no se dirige a ninguna parte. La crítica feroz dirigida por Vidal Quadras contra su sucesor (Fernándeces mediante) obedece sin duda a un cierto resentimiento, pero ese resentimiento está justificado por lo que hizo Aznar con él y por lo que esa estrategia de compadreo con el pujolismo ha conseguido en Cataluña, que es reducir a la mitad los apoyos electorales del PPC y permitir la posible aparición de un partido españolista de centro-izquierda que todavía le quitará más votos.
 
Obviamente, el responsable no es Piqué, ni siquiera Rajoy, que ha heredado ese PPC de templar gaitas en vez de tocar trompetas. El responsable es Aznar, que nunca ha reconocido su error apartando a Vidal Quadras para pactar con Pujol –precio acaso necesario– y liquidando la línea política del PPC, que era no sólo innecesario sino suicida. Pero han pasado los años y, dado que Aznar no es capaz de verbalizar sus errores pero acaso sí de reconocerlos, y dado que su patriotismo se manifiesta en plena forma y su amor a España se halla inflamado como nunca, yo creo que en vez de enredar en Madrid debería prestar su concurso a las menguadas y asustadas huestes del PP en Cataluña, trasladando FAES a la segunda ciudad española, que lo necesita más que la primera. Con Aznar y sus intelectuales liberales reuniéndose de forma permanente en Cataluña, organizando actos, celebrando banquetes y reuniones, promoviendo encuentros y conferencias, sería más fácil romper el cerco mediático del nacionalismo catalán. Ánimo, pues, y a Barcelona. España y la Libertad lo agradecerán.

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