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Fundación Heritage

Aprendamos de Londres pero no cambiemos el rumbo

James Jay Carafano

Especulación, a menudo flagrante desinformación, llenaron las ondas de la radio y la televisión a continuación de los atentados de Londres el día 7. Sabelotodos, políticos y los mal llamados “expertos” trataban de ofrecer análisis instantáneo basándose en la fragmentada información disponible.
 
Usted pensará que después de los atentados de Madrid y la crisis de credibilidad que sufrieron los funcionarios españoles (ya que inicialmente le echaron la culpa al grupo terrorista equivocado por los atentados preelectorales en las estaciones de tren), las cabezas parlantes de los medios habrían aprendido a ser un poquito más circunspectas. Pues no fue así, bastaba fijarse en las banalidades con las que llenaron las ondas y las páginas de los periódicos.
 
Así es que vayamos más allá de los pelmazos de siempre y pongamos atención a unas cuantas lecciones serias que podemos aprender de los atentados y de sus implicaciones para la seguridad nacional.
 
1.- Tenemos que tomarnos en serio la amenaza del terrorismo transnacional: Hace menos de 4 años, después del 11-S muchos clamaban que Estados Unidos había exagerado en su reacción y que la idea de una “guerra contra el terrorismo” era una obstinación. Londres nos recuerda que esos “muchos” estaban totalmente equivocados. Los asesinos detrás de los ataques van mortíferamente en serio; están tratando de matarnos y tenemos que detenerlos. Por cualquier definición cuerda, ésta es una guerra.
 
2.- Los exitosos atentados en Gran Bretaña, país que se toma en serio el contraterrorismo son para hacernos reflexionar: La dura realidad es que ningún país puede garantizar que sus ciudadanos nunca vayan a convertirse en víctimas del terrorismo. Matar a civiles inocentes es relativamente fácil para cualquiera al que no se le revuelva el estómago desempeñando la “labor”. Debemos reconocer que ningún gobierno puede garantizar seguridad total. Y tampoco podemos evitar todos los riesgos sin comprometer de manera fundamental las libertades y destrozar el movimiento libre de mercancías, personas, servicios e ideas que son lo que mantienen vivas a las economías de libre mercado.
 
3.- Los terroristas tienen medios limitados: No pueden estar en todos sitios, todo el tiempo. A pesar de lo terrible que fueron los atentados en Londres, esa misma tarde en hora punta, la ciudad estaba en movimiento nuevamente. A la mañana siguiente, la mayor parte del sistema de tráfico londinense estaba listo y en funcionamiento. Unos pocos no pueden detener a los muchos que salen al frente con decisión.
 
Más allá de estas realidades básicas probablemente no hay muchas lecciones inmediatas para la seguridad del territorio americano. Europa es un objetivo distinto a Estados Unidos. Los grupos terroristas transnacionales tienen nutrida representación en muchos países europeos, como hemos visto no sólo en los atentados de Londres sino también las detenciones de los últimos años en Gran Bretaña, España, Francia y Alemania.
 
Con eso en mente, claramente vemos que algunas cosas no deben hacerse:
 
1.- No cambiar de estrategia: La estrategia de Estados Unidos está concentrada en estar a la ofensiva destrozando redes terroristas y adelantándonos con operaciones preventivas antes que ellos nos amenacen a nosotros. Además si reconocemos que inclusive los esfuerzos de contraterrorismo agresivo –como nos recuerdan los ataques de Londres– no detendrán a todo terrorista, existe la necesidad nacional de una seguridad por estratos así como una mezcla sensata de esfuerzos protectores y reacciones rápidas. Con esta estrategia Estados Unidos se ha convertido en un objetivo más difícil para los terroristas.
 
2.- No querer solucionar el problema con dinero: Ya estamos oyendo los estridentes gritos por más dinero para la seguridad del transporte público. Sin embargo desembolsar más dólares por “el peligro del día” no nos hará más seguros. Convertir los metros de América en una nueva Línea Maginot costaría miles de millones y se tardaría toda una eternidad. ¿Y total para qué? Los terroristas simplemente atacarían en otro sitio.
 
Ciertamente, se pueden tomar medidas prudentes para mejorar la seguridad del transporte público, estar más alerta, asegurar y compartir información e inteligencia, reforzar lugares y activos sensibles y ampliar la capacidad de respuesta en casos de emergencia. Pero la mayoría de estos esfuerzos ya están en marcha.
 
Habrán muchas lecciones que sacar de lo de Londres. Deberíamos sacar provecho de esas lecciones, pero nunca permitir que nos bajen la moral o la guardia porque estamos en el camino correcto y al final ganaremos la guerra contra el terrorismo.
 
©2005 The Heritage Foundation
©2005 Traducido por Miryam Lindberg
 
James Jay Carafano, doctor en Filosofía, es investigador decano especializado en Defensa y Seguridad Nacional de la Fundación Heritage.
 
Libertad Digitalagradece a laFundación Heritageel permiso para publicar este artículo.

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