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Las mentiras del Gobierno

El frente negociador diseñado por los terroristas está produciendo para ETA muchos más frutos de lo que ellos mismos imaginaban en sus más dulces sueños.

Esta semana se ha conocido la existencia de un plan de negociación de ETA elaborado por el que fue su máximo líder, Mikel Antxa, hasta su detención en octubre de 2004. La documentación incautada a este líder terrorista planteaba un proceso negociador a largo plazo que abarcaría al menos hasta el año 2012. En este plan se incluían importantes demandas políticas por parte de los terroristas, como el reconocimiento del derecho de autodeterminación y la incorporación de Navarra y el País Vasco francés. Muchos de los términos empleados en el mismo han sido posteriormente asumidos por Batasuna y por el propio Gobierno. La lectura de este documento pone de relieve algunas de las mentiras con las que el Gobierno ha tratado de encubrir hasta la fecha la existencia de este proceso de negociación.
 
En primer lugar, queda claro que la iniciativa de la negociación está en manos de ETA y no del Gobierno. Zapatero siempre ha afirmado que la propuesta de negociar con los terroristas ha sido una iniciativa casi personal a la vista de la información de la que dispone como presidente del Gobierno. La realidad es que ZP se ha limitado a morder el anzuelo que hábilmente le ha tendido la banda terrorista. El Gobierno sigue la estrategia de ETA, no son los terroristas los que siguen la iniciativa del Gobierno.
 
La segunda mentira que se pone de manifiesto en los documentos internos de ETA es la existencia no sólo de contactos a tres bandas entre Batasuna, PNV y el Partido Socialista en el País Vasco, sino que ya a principios de 2004 se habría producido un primer contacto indirecto con el Gobierno a través de Batasuna. La voluntad de ETA era además perseverar en ese dialogo. Todo ello pone de manifiesto que el Gobierno ha estado engañando sistemáticamente a la opinión pública al negar la existencia de estos contactos previos con ETA.
 
ETA planeaba además que el Gobierno realizara en este año 2005 una declaración de intenciones sobre su voluntad de negociar con los terroristas y, a cambio, los terroristas declararían un alto el fuego temporal. En este punto, los etarras pecaban de pesimistas. Zapatero les ha dado mucho más de lo que pedían a cambio de nada. La declaración para abrir una negociación ha sido del propio Congreso de los Diputados, no del Gobierno, y a cambio ETA ni siquiera ha tenido que declarar una tregua provisional.
 
Una segunda exigencia de ETA para poder avanzar en el proceso era la legalización de Batasuna. En realidad, la presencia del fantasmagórico partido de las Tierras Vascas en el Parlamento de Vitoria devuelve a Batasuna el protagonismo político que la Ley de Partidos le había negado en los últimos años. El Gobierno, de nuevo, concede a ETA lo que pide antes de exigirle ninguna contrapartida.
 
Habrá que ver hasta que punto Zapatero se sigue plegando en los próximos meses al calendario diseñado por Mikel Antza. Por el momento, el Gobierno ha cumplido fielmente con todas las exigencias de ese calendario sin que ETA haya correspondido asumiendo los compromisos que ella misma se impuso. El frente negociador diseñado por los terroristas está produciendo para ETA muchos más frutos de lo que ellos mismos imaginaban en sus más dulces sueños.        

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