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EDITORIAL

Una sonrisa quemada

No sabemos si entre las “circunstancias adversas” en las que ZP tanto se escuda, está el hecho de que los gobiernos autonómicos que ofrecieron inmediata ayuda a las autoridades de Castilla-La Mancha fueran todos del PP

Cuatro días ha tardado José Luis Rodríguez Zapatero en dar la cara y en evaluar ante la opinión pública el incendio que ha causado en Guadalajara once muertos y arrasado cerca de 13.000 hectáreas. Si el escueto comentario presidencial interceptado el martes por los micrófonos de Telecinco –“Se metieron en una zona de riesgo, viene una racha de viento y, en segundos, plaff”-, era toda la valoración que, hasta ahora, conocíamos del presidente del Gobierno ante uno de los mayores desastres ecológicos de nuestra historia, su tardía comparecencia pública de este miércoles apenas ha añadido algo. En esa línea de no asumir ni exigir responsabilidades, el presidente del gobierno, básicamente, ha dedicado su tardía comparecencia a descargar todas las responsabilidades en las “circunstancias adversas” y en señalar que el gobierno ofrece contra los incendios todos los medios de los que dispone “una vez con más rapidez y otras con menos”.
 
Olvídense los lectores de encontrar en la intervención de ZP respuesta alguna a las decisivas preguntas que hacía nuestro colaborador Juan Carlos Girauta en estas mismas páginas. Lo único que ha aportado el presidente ha sido un previsible endurecimiento de las sanciones para quienes violen las medidas de protección de los bosques –no sabemos aun si las vigentes u otras nuevas-, y un compromiso “sine die” de visitar las zonas afectadas y un plan para “reforzar la coordinación entre las distintas administraciones.”
 
Lo de posponer su presencia en las zonas afectadas es, con todo, “pecata minuta” comparado con la renuencia de ZP a tomar cartas en el asunto y presidir el gabinete de crisis que, dos días después del inicio de la tragedia, convocara la vicepresidenta De la Vega. Si de aquella reunión del lunes salió el compromiso de los ministros de elevar “en cuarenta y ocho horas” una “propuesta de estudio” a fin de mejorar la eficacia en la prevención y respuesta a los incendios, este miércoles lo que hemos presenciado es a Zapatero posponiendo todo al próximo consejo de ministros. Veremos en que queda.
 
Mientras tanto, no sabemos si entre las “circunstancias adversas” en las que ZP tanto se escuda, está el hecho de que los gobiernos autonómicos que ofrecieron inmediata ayuda a las autoridades de Castilla-La Mancha fueran todos del PP. Tal vez ese matiz político sea una “circunstancia adversa” que, para ZP, justifica que las autoridades castellano-manchegas rechazaran ese ofrecimiento de ayuda en momentos tan críticos; Lo que no debe caber duda es que se trata de una negligencia criminal.
 
¿Y como pretende explicar ZP las evidentes contradicciones en las que han incurrido las autoridades castellano-manchegas y el gobierno sobre las horas en que fueron conociendo los pormenores del mortal incendio y el momento de decretar la alerta dos?
 
La negligente política, tanto en prevención como extinción de incendios, ha relucido en Guadalajara tanto como las llamas. Y eso debe exigir modificaciones politicas y dimisiones. ZP siempre trata de camuflar su desastrosa gestión de gobierno a base de mucha propaganda y mucha sonrisa. Pero lo cierto es que hasta eso se ha quemado en este mortal incendio.

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