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Juan Carlos Girauta

In dubio pro reo

En Marruecos se violan a diario los derechos de los presos españoles, pero eso no tiene nada que ver con el caso: España es una democracia. Hace tres meses, Ahmed Tommouhi sufrió un infarto

Hoy hace cinco mil días justos (es un decir) que un hombre al que legisladores, jueces y policías creen inocente cumple pena de prisión en España. Se llama Ahmed Tommouhi, es marroquí y fue condenado por diversas agresiones sexuales junto con su compatriota Abderrazak Mounib, que murió tras ocho años de cautiverio sin que se reparara una injusticia inherente al procedimiento penal, en cuyos pliegues se pierden a veces los desdichados.
 
Una injusticia vio la fiscalía, cuyo jefe en Cataluña solicitó el indulto de ambos hace seis años “por albergar serias dudas en conciencia de su culpabilidad”, invocando “la posible confusión de las víctimas en las diligencias de identificación que constituyeron en todos los casos elemento fundamental de la prueba acusatoria”. Las dudas alcanzaron a CiU e IC, que se han movido para conseguir la excarcelación. Las dudas llegaron a las secciones quinta y novena de la Audiencia de Barcelona, que informaron favorablemente al indulto. Las dudas perturbaron a Abel Matutes, que siendo ministro de Exteriores se sumó a la petición. Las dudas abrumaron al Colegio de Abogados de Barcelona, cuya junta de gobierno exigió la “inmediata liberación”. Y a la conselleria de Justicia, y a la fiscalía de la sala segunda del Tribunal Supremo, y a la Guardia Civil, y al Defensor del Pueblo. Arcadi Espada lleva un contador en su blog donde gotean los días sombríos de Tommouhi.
 
Algunas víctimas culparon a los marroquíes de agresiones que tuvieron lugar cuando ya estaban presos. La clave de la confusión está en el sorprendente parecido entre Ahmed Tommouhi y Antonio García Carbonell, ciudadano español cuyo semen fue encontrado en un pañuelo, prueba de uno de los delitos, dando pie a un recurso extraordinario de revisión que terminaría con la absolución de Tommouhi y Mounib al anular el Tribunal Supremo la sentencia condenatoria. Pero quedan tres condenas y no hay restos orgánicos de las otras agresiones. Mounib, diabético e hipertenso, muere preso en el 2000 con 48 años, posiblemente debilitado por las huelgas de hambre.
 
Un diputado socialista interpeló al gobierno de Aznar sobre la cuestión: “no se alcanza a comprender la tardanza que se está produciendo en (…) la tramitación del indulto”. En enero de 2004, el gobierno se comprometió a resolver la cuestión “en el término más breve posible”. Luego el tema volvió a caer en el olvido: el expediente de indulto “está en estudio”, ha respondido el ministro socialista a una pregunta de IV-IU-ICV.
 
En Marruecos se violan a diario los derechos de los presos españoles, pero eso no tiene nada que ver con el caso: España es una democracia. Hace tres meses, Ahmed Tommouhi sufrió un infarto. Lleva trece años en la cárcel y casi todos creen que debería ser liberado y resarcido. Pero los días pasan; hoy hace cinco mil. Un productor va a llevar el caso al cine.

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