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Amando de Miguel

Recortes pendientes

Manuel Bellido Odriozola anda buscando la referencia de un juez de Grecia o Roma que castigaba con pena de muerte tanto a los asesinos como a los ladrones. He buscado por todas partes y no he podido dar con el nombre del extravagante juez. Espero que algún libertario digital encuentre el nombre del juez. ¿Se imaginan la pena de muerte para el 3% de mordida en las obras públicas? La verdad es que las penas de robo han recibido siempre una pena menor que las de homicidio. Me precisa Javier Gómez de Liaño que la única excepción es la de falsificación de moneda que, durante mucho tiempo y aun hoy, se ha castigado con una pena equiparable a la del homicidio. El que falsifica moneda roba al Estado y altera la circulación económica.
 
Daniel Montaner Agustí hace una pregunta aparentemente sencilla: “Si está prohibido [en autovía] pasar de los 120 km/hora, ¿por qué no prohíben que salgan los coches de la fábrica pudiendo rebasar con mucho esa posibilidad?” Si los coches tuvieran esa limitación seguramente gastarían más combustible y, lo que es peor, no permitirían “salir de un apuro” cuando hay que acelerar. Puede que la solución fuera un dispositivo para exceder de 120 km/hora, pero solo por unos minutos, los justos para “salir del apuro”. No sé, me pierdo un poco. Pido ayuda a algún ingeniero que nos ayude a resolver este enigma. El problema insuperable es que a muchos conductores les gusta ir a más de 120 km/hora en la autopista. La velocidad es el único placer nuevo descubierto en la Edad Contemporánea.
 
Diego F. C. Rodríguez (Jujuy, Argentina) aporta dos formas para la acción de cargar a un niño sobre los hombros: cococho y turucuto. Apuntadas quedan para el Gran Lexicón Libertario de Ambos Hemisferios.
 
Manuel Fernández (Barcelona) comenta que en TV3 hacen grandes esfuerzos para no pronunciar nunca la palabra “España” y sus derivados. Así, el AVE (Alta Velocidad Española) es TGV (Tren de Alta Velocidad). La selección española de fútbol es la “selección estatal”. Pues con su pan se lo coman; pan, tomate y pernil. A la famosa “capa española” acabaremos llamándola “capa estatal”. Lo malo es que Cataluña, antes de serlo, fue denominada Marca Hispánica, esto es Frontera Española. Anticipo que en los Departamentos de Español de muchas universidades por ahí mundo adelante les cambiarán el rótulo por “Departamentos del Estado”. No deben confundirse con State Department (= ministerio de Asuntos Exteriores en los Estados Unidos). Más fácil será que la clásica “tortilla española” se ofrezca como “tortilla estatal”. Los Colegios de Abogados de España pasarán a ser “Colegios de Abogados del Estado”.
 
Ana Natera Ruiz (Pilar) se pregunta por la lógica de la expresión “sin solución de continuidad”. Creo que ya me he referido a esa endiablada frase en alguna ocasión. Cada vez se me hace más difícil entenderla. En principio, “solución de continuidad” es interrupción, ausencia de continuidad, contrariamente a lo que puede parecer. Quizá quiere decir que “la continuidad se disuelve”. Puede que en su origen fuera “disolución del carácter continuo” o algo así. Luego “sin solución de continuidad” es una forma rebuscada de decir que dos cosas se encuentran entrelazadas o que una es la extensión de la otra. Por ejemplo, entre Castellón y Cartagena existe realmente una ciudad extensa sin solución de continuidad.
 
Fernando Pérez Dehesa reivindica el nuevo sentido de “en síntesis”, que no viene en el DRAE, como equivalente de “en resumen”. Aduce don Fernando que Felipe González utilizaba mucho esa expresión. Si se me permite, añado que el Diccionario Fraseológico de Seco y colaboradores es mejor fuente. En él se recoge esa expresión.
 
Alguna vez he dejado caer lo de se non e vero e ben trovatto. José Andrés Pena (Madrid) me corrige: Debe ser se non é vero é ben trovatto. Jacinto Indacoechea (Venezuela) vuelve a la carga. La expresión correcta es: se non è vero è ben trovato. Espero que alguien nos dé el dictamen final. Perdón por mi nesciencia. Ya se sabe que las citas del latín y de otras lenguas suelen bailar un poco.
 
A propósito de los latinajos mal resueltos, Johannes Kothny (San Sebastián) recuerda que la famosa frase de Cicerón se cita muchas veces como “quosque tandem…” cuando realmente es “quousque tandem…”. Añado que suele decirse: “Quosque tandem Catilina abútere patientia nostra?”. No es así. Pongámosla como Dios manda: “Quousque tandem abuteris, Catilina, patientia nostra?”. Es decir, “¿Hasta cuándo, Catilina, vas a seguir abusando de nuestra paciencia?”. El tal Catilina era un pillo, pero ese principio del discurso de Cicerón lo hizo inmortal.

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