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Fundación Heritage

Intimando con la India

Peter Brookes

El éxito en política exterior menos publicitado de la Administración Bush –aparte del desarme de Libia que abandonó sus armas de destrucción masiva y el librar al Líbano de las garras sirias— es la mejora de las relaciones entre Estados Unidos e India.
 
Como evidencia de ello, en su reciente visita a Washington el Primer ministro indio Manmohan Singh y el Presidente Bush publicaron una declaración conjunta para profundizar las relaciones entre países, incluyendo la cooperación en temas de energía nuclear de uso civil. Los lazos con el gigante del sur asiático nunca han sido mejores.
 
Es lógico mantener estrechas relaciones con Nueva Delhi por muchas razones que incluyen la seguridad energética y el contraterrorismo, pero quizá el motivo más importante sea para equilibrar el crecimiento estratégico de China en Asia.
 
El ascenso de China en la escena mundial como gran poder regional y global definirá el panorama político internacional de este siglo. Afortunadamente, India y EEUU son aliados naturales y hasta adecuados para lograr controlar y templar el auge chino.
 
Además de ser la segunda y tercera nación más pobladas del mundo (después de China) India y EEUU son las democracias más grandes en número del mundo.
 
India, aunque todavía sea un país en desarrollo, tiene la economía que crece más rápido en el mundo después de China y es la duodécima economía mundial con un impresionante 7% de crecimiento desde que implementó sus reformas a principios de los años 90.
 
EEUU es el socio comercial más grande de la India, con un comercio bilateral que supera los 18.000 millones de dólares anuales. EEUU también es el inversor más grande en la economía india y el 40% de las visas americanas de trabajo temporal van a los indios, la mayor parte se destina al sector de la tecnología informática.
 
En asuntos de seguridad, después de China, India tiene el mayor ejército en Asia con una fuerza de 1,3 millones, por no mencionar su arsenal nuclear. El gasto de defensa de India ha subido un 33% debido a las preocupaciones por su seguridad.
 
Nueva Delhi se preocupa del ascenso de Pekín, aunque en general la India no necesita ver a China como una amenaza inminente. Aunque libraron una guerra fronteriza en 1962 que sigue sin resolverse, las relaciones chino-indias son estables y quizá hasta mejoren a medida que aumenten sus vínculos comerciales.
 
A pesar de esto, en India hay quienes tienen dudas de las intenciones regionales chinas. Nada es más preocupante para Nueva Delhi que las relaciones de seguridad entre China y su antiguo rival y vecino nuclear, Pakistán.
 
China ha proporcionado ayuda importante a Pakistán con sus programas de armas convencionales, nucleares y misiles balísticos a lo largo de los años. Hoy, la continua cooperación china con los paquistaníes sobre este tema sigue siendo una espina clavada en las relaciones chino-indias.
 
India también está preocupada por la financiación de las grandes instalaciones portuarias en Gwader al oeste de Pakistán. Nueva Delhi teme que la Marina china use este puerto estratégicamente localizado (cerca del Golfo Pérsico) para futuras operaciones en el Océano Índico.
 
Igualmente inquietante es el potente crecimiento militar de China, algo que ha hecho saltar las alarmas en Washington y Nueva Delhi. El Pentágono indicó en un reciente informe al Congreso que China tiene hoy el tercer presupuesto de defensa más grande del mundo (después de EEUU y Rusia) cifrado en unos 90.000 millones de dólares anuales.
 
Mientras algunos rechazan esa clasificación sobre el gasto chino en defensa, nadie refuta que Pekín tiene el mayor crecimiento mundial en un presupuesto de defensa para tiempos de paz. En realidad, Pekín anunció un aumento del 13% en su presupuesto de defensa lo que completa más de una década de aumentos de dos dígitos.
 
Fuerzas aéreas de la República Popular China, en constante crecimientoLos estrategas indios ven el crecimiento militar chino como algo principalmente dirigido contra su vecino, Taiwán, no obstante han tomado debida cuenta de los informes sobre Pekín que hablaban de la construcción de campos de aterrizaje militares en el suroeste chino cerca de India y de su presencia en la vecina Birmania, ambas lejos del estrecho de Taiwán.
 
Según dicen, Nueva Delhi no tiene interés en una relación de confrontación con Pekín en este momento y mucho menos en la idea de frenar a China. Pero Nueva Delhi, por no mencionar a Washington, está atentísima a las ambiciones chinas y a la rápida acumulación de poder político, económico y militar de Pekín.
 
Ambos países reconocen el potencial chino para desestabilizar un sistema internacional que durante mucho tiempo se ha inclinado por el equilibrio.  Sólo hace falta recordar el efecto perjudicial que muy a menudo ha tenido la aparición de un nuevo poder, tal como la Alemania de Bismarck o la Unión Soviética, para la paz y la estabilidad internacional.
 
La aparición de Pekín como importante amenaza para Estados Unidos o India –o sus intereses— definitivamente no es una conclusión inevitable; la trayectoria de China es errante. Pero una cosa es cierta: La intención de China es desafiar a la India y a Estados Unidos por la primacía en Asia y hasta en el mundo.
 
Esta probabilidad hace que sea muy importante que Nueva Delhi y Washington sigan desarrollando una sociedad eficaz, no sólo para enfrentar desafíos regionales o mundiales sino también para crear una estrategia buscando un equilibrio pacífico con China y su inevitable ascenso en el sistema internacional.
 
** Traducido por Miryam Lindberg
 
Peter Brookes ha sido Vicesecretario Adjunto de la Secretaría de Defensa de Estados Unidos y actualmente es Miembro Senior de la Fundación Heritage, columnista del New York Post y Director del Centro de Estudios Asiáticos.
 
Libertad Digitalagradece a laFundación Heritagey al Sr. Brookes el permiso para publicar este artículo.

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