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Francisco Manrique (Jerez de la Frontera, Cádiz) tiene “una duda sobre el verbo hechar o echar… Cuando nos referimos a las frases echarse a dormir o echar el rato, ¿lo correcto es con o sin hache?”. Muy sencillo. En español no existe el verbo hechar; luego siempre será echar (= hacer que algo vaya a parar a otro sitio, arrojar; recostarse, dar o repartir, etc.). Así pues, se echa uno a dormir, como se echa la tarde a perder o se echa una partida de cartas, etc. La confusión puede estar entre hecho, participio del verbo “hacer” (“a lo hecho, pecho”) y “yo echo”, del verbo “echar”. “Un hecho” siempre será con hache y “yo he hecho” también. En cambio, lo que “yo echo” (del verbo “echar”) irá siempre sin hache. Por ejemplo “Yo echo de menos tus hechos”. Parece un trabalenguas, pero es sencillísimo.
 
José María Ruíz se maravilla de que yo diga que Raúl lleva acento. Razona así: Creo recordar de mis años de bachillerato que se acentuaban solo las palabras agudas que terminaran en vocal, ene o ese”. Supone, por tanto, que lo de Raúl con acento pueda ser un error mío. En ese caso, concluye, “me alegro infinito de haber encontrado un error suyo”. Siento no darle ese gusto, pues la norma que cita no es la única que rige los acentos. Ahora comprendo los estragos que han hecho las últimas reformas del bachillerato. Don José María no está solo. Muchos de mis alumnos estudiaron su mismo plan de bachillerato y ahora comprendo la simplificada norma de los acentos que traen de esa enseñanza.
 
D. José María me plantea la duda de cómo traducir estas dos palabras inglesas: gap y offset. La verdad es que se utilizan mucho así en castellano, sin traducir. Significan muchas cosas, todo depende del contexto. Gap equivale a interrupción, desfase, tajo, separación. Offset se refiere a compensación, balance. En electricidad es una derivación de la línea principal. En fontanería es una adaptación de la cañería para evitar la obstrucción. En imprenta es un sistema de impresión desde una plancha que transmite la imagen a un cilindro. La verdad es que nunca he logrado comprender cómo funciona ese sistema. Me bachillerato también tiene lagunas.
 
Sobre la pronunciación de Sáhara, Antonio Grande (Cádiz) aduce que en su tierra hay estos dos topónimos, Zahara de la Sierra y Zahara de los Atunes. Se pronuncian como palabras graves y con una hache ligeramente aspirada. Lo de la hache aspirada le da pie para recordar una norma que daba a los chicos un hermano de la Salle. Para saber si una palabra se escribe con hache, basta sustituirla por una J y ver si suena bien. Por ejemplo, jigo (= higo), joyo (= hoyo) y jumo (= humo).
 
Cándido Alvarado M. (San Pedro Sula, Honduras) insiste en la cuestión batallona del leísmo. No hay solución si por tal entendemos que todos los hispanohablantes sigamos la misma norma. A muchos españoles (sobre todo castellanos) los hispanoamericanos nos parecen loístas. Los del otro lado del charco consideran a los castellanos como leístas. Dejemos las cosas como están. Tanto el loísmo como el leísmo pueden tener su belleza. La lengua viva no es un código de leyes escritas, que se cumplen o no se cumplen. Hay algunas de esas leyes, sobre todo ortográficas, pero la sintaxis, la prosodia, el estilo pueden adoptar muchos usos algo distintos según el territorio donde se produzcan. Bastante unificado está el español escrito, en relación, por ejemplo, al inglés. No queramos sustituir los usos lingüísticos por normas cuasi jurídicas. Lo mejor es que viajemos todos mucho o al menos nos comuniquemos por la red.

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