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Richard W. Rahn

La crisis europea

pienso que ni Merkel ni Sarkozy lograrán hacer lo que hicieron Thatcher y Reagan, pero sí le darán un poco más de tiempo a sus compatriotas para que entiendan que la única salida es seguir el ejemplo anglosajón

Europa está en crisis. Mueren más europeos que los que nacen y sus aplastantes impuestos y regulaciones hace que las principales economías apenas estén creciendo, por lo que reina el pesimismo. Sin embargo, parecen estar comenzando a darse cuenta que su actual camino es insostenible.
 
En tiempos de crisis algunas naciones consiguen a un Ronald Reagan, Winston Churchill o Margaret Thatcher. Si se estudian las actuales divisiones políticas en Francia, Alemania e Italia es posible imaginar el surgimiento de una versión de Thatcher o Reagan.
 
En los años 70, Estados Unidos y el Reino Unido estaban en crisis. Reagan llegó a Washington con visión y optimismo, apoyando una política monetaria contra la inflación, rebajando los impuestos, las regulaciones y el gasto gubernamental, con lo cual logró un gran auge económico.
 
La señora Thatcher confrontó problemas aún más serios. Gran parte de la industria británica había sido nacionalizada por los socialistas, el gasto del estado de beneficencia estaba desbocado y los sindicatos hacían lo que les daba la gana. En 1979 comenzaron las privatizaciones, el recorte de impuestos, de gastos y de regulaciones, a la vez que se liberó la economía del control sindical. El Reino Unido pasó de ser el país grande europeo más pobre en ingresos per cápita al más rico, dejando atrás a Alemania, Francia e Italia.
 
EEUU y el Reino Unido, desde comienzos de los años 80, han disfrutado del doble del crecimiento económico de Alemania, Francia e Italia. El desempleo en EEUU y el Reino Unido está por debajo del 5%, mientras que en Alemania es de 11,8% y en Francia de 10,2%. Peor aún, el 50% de los desempleados en Alemania y 40% en Francia no han trabajado por más de un año, mientras que ese porcentaje en el Reino Unido es 21,4% y apenas 12,7% en EEUU. Y tales diferencias aumentan al crecer EEUU en los últimos cuatro años casi tres veces más rápido que Francia, Alemania e Italia.
 
Es preocupante que Francia, Alemania e Italia, las tres principales economías del euro, están violando el pacto de estabilidad acordado cuando se lanzó el euro. Si no ponen orden en sus economías, el euro no logrará sostenerse a largo plazo, lo cual sería otra calamidad para Europa.
 
Pero veamos las buenas noticias. Angela Merkel es la favorita para el cargo de canciller de Alemania y Nicolás Sarkozy es el favorito para reemplazar a Chirac como presidente de Francia. Ambos han sido muy claros en reconocer los problemas. Merkel insiste que Alemania debe aprender sobre reformas impositivas de los nuevos miembros de la Unión Europea, refiriéndose al bajo impuesto de tasa única adoptado por varios países del este de Europa, como también a la reforma de las pensiones adoptada por los países escandinavos que se están copiando la privatización del Seguro Social efectuada en Chile, al igual que la liberalización y flexibilización de las leyes laborales efectuadas por los británicos.
 
Tanto Merkel como Sarkozy tienen una clara visión de lo que hay que hacer. Lo que no está tan claro es si lograrán organizar una coalición suficientemente fuerte para abrir las cerradas mentes de sus compatriotas.
 
Al observar el actual panorama europeo, pienso que ni Merkel ni Sarkozy lograrán hacer lo que hicieron Thatcher y Reagan, pero sí le darán un poco más de tiempo a sus compatriotas para que entiendan que la única salida es seguir el ejemplo anglosajón de menos impuestos, menos gastos gubernamentales y menos regulaciones.
 
Sorprendentemente son los jóvenes de los países ex comunistas quienes están dando el ejemplo con una transformación económica radical. En Estonia, el más exitoso de los países en transición, fue Mart Laar a los 30 años quien condujo a su país, a mediados de los años 90, a la prosperidad basada en el libre mercado. En Lituania, un grupo de jóvenes y valientes mujeres fundaron en 1990 el Instituto Lituano de Libre Mercado, cuando todavía existía la Unión Soviética, y diseñaron las políticas que sacaron a su país de la miseria. Fundaciones parecidas han surgido en Austria, Dinamarca, Italia, Bélgica, Francia, España, etc. Sí hay esperanzas.

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