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Ramón Villota Coullaut

Aplaudir al terrorista

en España no se encarcela a nadie por sus opiniones, por lo que no hay, por tanto, presos políticos, sólo delincuentes comunes que han de cumplir sus condenas

Si Balza, consejero de Interior del gobierno vasco, ya ha mencionado que la policía autonómica utilizara, si es necesario, la fuerza para que la manifestación convocada el domingo por Batasuna no pueda celebrarse, el alcalde de Amurrio –de EA, partido coaligado con el PNV– rinde homenaje a dos etarras y la televisión pública vasca les denomina en su página web presos políticos, así, sin entrecomillado. Ya veremos lo que pasa el domingo en San Sebastián, pero es mal precedente lo ocurrido en las fiestas de Amurrio y peor que desde la televisión pública vasca se hable de esos dos terroristas –con condenas de más de 16 años de prisión cada uno– como de presos políticos.
 
En cualquier caso, en el País Vasco muchas veces se olvida –la famosa equidistancia– que la lucha contra el terrorismo corresponde a todos, y que en este todos se incluye también al alcalde de Amurrio y a la ETB. Y ello obliga a recordar que el Código Penal recoge, en su artículo 578, el delito de enaltecimiento o justificación por cualquier medio de expresión pública o difusión de los delitos de terrorismo o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares. Precepto éste que debe tener en cuenta el alcalde de Amurrio, pero también la ETB, cuando para dar la noticia utiliza la terminología de los terroristas y olvida que en España no se encarcela a nadie por sus opiniones, por lo que no hay, por tanto, presos políticos, sólo delincuentes comunes que han de cumplir sus condenas. Porque una cosa es dar una noticia –el derecho de información también tiene sus límites– y otra muy distinta es utilizar una terminología falsa que, como mínimo, puede ofender a las víctimas del terrorismo y a cualquier persona con un mínimo de respeto por los derechos humanos.

En España

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