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Ricardo Medina Macías

Los desnudos "artísticos" y el socialismo

La presunta concertación entre "sectores" no es más que un disfraz del corporativismo y el corporativismo no es otra cosa que estatismo

No hay sustitutos para la libertad. Esa fue una de las más dolorosas lecciones que aprendimos en el siglo pasado y, por increíble que parezca, algunos políticos todavía no se enteran.
 
Todavía hay políticos que seducen a los incautos hablando de terceras vías o de propuestas que no son "ni del liberalismo, ni del estatismo, sino de concertación entre todos los sectores".
 
La presunta concertación entre "sectores" no es más que un disfraz del corporativismo y el corporativismo no es otra cosa que estatismo. ¿Quién concierta? El Estado; ¿quién fija los objetivos de la concertación? El Estado; ¿qué le pasa a quien no quiere sumarse a la presunta concertación promovida por el Estado? Es sacado de la jugada, literal y metafóricamente, es arrojado a las tinieblas, al llanto y al crujir de dientes. ¿Dónde quedó la libertad? Se esfumó.
 
Hugo Chávez en Venezuela suele usar insistentemente la retórica de la concertación entre sectores. Hace unos meses él mismo describió pintorescamente los mecanismos de la "concertación" y explicaba a varios alcaldes y gobernadores cómo debían negociar (concertar) con aquéllos a quienes su gobierno ahora califica de latifundistas: "Ustedes les dicen que el Presidente Chávez quiere que le ayuden, que si tienen mil hectáreas que voluntariamente le cedan 500 al Estado para el reparto agrario, si no aceptan, no hay problema, les enviamos inspectores del ministerio del Trabajo, de ecología y a jueces revolucionarios capacitados por nosotros… para que los convenzan".
 
¿Qué se concierta? A la postre todo: a qué precios vender, qué producir, cuánto producir, a quién vender, cuándo y cómo. También qué leer, qué películas producir, qué televisión ver y hasta qué canciones cantar. El corporativismo "construye" desde el poder los sustitutos de los mercados libres; el gran problema, la gran tragedia es que no hay sustitutos para la libertad. Nadie ha logrado sustituir la eficacia de la competencia libre para lograr los mejores precios derivados de una mayor productividad. Y nadie, por supuesto, ha logrado con éxito sustituir la libre decisión personal en cualquier materia, sean creencias religiosas, actividad económica, cultura, preferencias políticas o sociales. Invariablemente estos vendedores de sustitutos de la libertad han producido los más espantosos infiernos sobre la tierra, llámense fascismo,  nacional-socialismo, socialismo real, marxismo-leninismo tropical o proyecto alternativo.
 
Estos políticos que pretenden vender el viejo veneno del estatismo en una nueva presentación de pactos sociales o concertaciones entre sectores se parecen a esas jóvenes, y no tan jóvenes, actrices cinematográficas que juran y perjuran que jamás aceptarían hacer un desnudo en una película…hasta que alguien se los propone y bueno, entonces sí, pero es que "¿saben? es un desnudo artístico que se justifica por el guión".
 
¿Qué nos van a decir mañana los promotores del neo corporativismo?, ¿que bueno, siempre sí habrá estatismo pero "es artístico y se justifica por el guión"?

En Sociedad

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