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Amando de Miguel

Posibles errores

Blanca Schafer me envía “una pequeña corrección: la palabra travellers es incorrecta, puesto que en inglés contiene una sola L. También hay una pequeña falta en gypsys. Debería ser gypsies”. Tiene razón en lo último. El plural de gypsy (= gitanto) es gypsies. También se puede escribir gipsies. Por lo mismo, se puede escribir travellers o travelers (= ambulantes, vagabundos). El inglés es muy tolerante con la ortografía.
 
Juan Muñoz González (melillense en Tenerife) observa atinadamente que el plural de “oxímoron” no es oximorones, como he escrito alguna vez, sino oxímoros. Gracias por la corrección. Con lectores así, da gusto.
 
Guillermo Villacorta Gómez asegura que le resulta nauseabunda la fórmula de “nombre + a + verbo en infinitivo”, como en “problemas a solucionar”, “precio a pagar”, “terreno a vender”. Comparto su desolación. Es una influencia francesa y últimamente inglesa. Desgraciadamente, es una fórmula que se impone por su brevedad. De ahí que fructifique en las relaciones comerciales.
 
José Mª García (“un padre de familia español”, así se define) se lamenta de algunos excesos, como “detrás mío", “ganar de ocho puntos” o “a través de la prensa”. De acuerdo con los dos primeros casos, pero el tercero no me parece tan aberrante. “A través de la prensa” es tanto como decir “por medio de la prensa”. Ambas expresiones son legítimas. Uno puede viajar a través del desierto y recibir noticias u opiniones a través de las ondas electromagnéticas. En ambos supuestos se atraviesa un espacio.
 
José Andrés Pena (Majadahonda, Madrid) critica la manía de atribuir cualidades anímicas a sujetos inanimados. Cita, por ejemplo, “la A6 tiene mucho tráfico” o “al parqué [la Bolsa] no le han gustado las cifras de paro”. Considero que no hay que ser tan puristas. Por ejemplo, bien puede haber “nubes amenazantes” o “un Sol de justicia”. Recuérdese “el bosque animado”, “la tierra sedienta”. De todas formas, conviene no abusar mucho de esa figura, que fácilmente puede caer en fases manidas.
 
Antonio Velázquez (Ceuta) lee en un artículo de El Mundo: “Zapatero ha sido contumaz en el error con los Estados Unidos”. Opina don Antonio que la frase es redundante, pues contumaz es que “persiste en el error”. En principio estoy de acuerdo, pero la redundancia no hay por qué evitarla siempre. Puede ser una figura elegante. A veces necesitamos decir “sube arriba”. En ese caso la redundancia refuerza la acción. En la frase citada no está mal precisar que Zapatero, contumaz en tantos aspectos, lo es también en el error de despreciar a los Estados Unidos. Pero, en fin, si le quitamos “en el error”, la frase queda escueta y dignísima. Siempre me ha maravillado por qué el castellano es una lengua que tolera tan poco las repeticiones.
 
José Andrés Pena insiste en que Raúl no debe llevar tilde; luego tendría que ser Raul. No, señor. Si yo veo escrito Raul, dado que el conjunto forma un diptongo, esa palabra sería monosilábica y se pronunciaría Raul, con acento en la A. Puesto que en el habla ponemos el acento en la U, no tenemos más remedio que destruir el diptongo (hiato), hacer la palabra bisílaba y escribir y pronunciar Raúl, con el acento y la tilde en la U. Don José Andrés remacha que “según su teoría [la mía] azul debiera acentuarse azúl, porque así se pronuncia”. Pues no, señor. Azul es palabra aguda que no termina en vocal, N o S, por lo que, según la regla general, no lleva tilde. Me remito a la Ortografía de la lengua española de la Real Academia Española (Espasa). Precisamente, en la página 46 se contiene la regla que digo, con el ejemplo de baúl. Desde luego, no se trata de una teoría mía. Son reglas convenidas para facilitar la pronunciación. Gracias a ellas el español presenta muy pocas dudas a la hora de pronunciarlo y de escribirlo.
 
Javier Marcos (Getafe, Madrid) no recuerda que aquí hayamos tratado ese capricho ortográfico que consiste en el signo @ para sustituir la terminación de las palabras que se refieren a nombres masculinos o femeninos. Es una forma de convertirlas en ambiguas. Por ejemplo, “secretari@s”. Se da a entender que puede ser tanto “secretarios” (varones) como “secretarias”. A don Javier le resulta una “costumbre empobrecedora del lenguaje escrito”. Es un juicio benévolo. A mí me parece una cretinez, con el mayor respeto para los auténticos cretinos.

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