Este titular de prensa entrecomillado llamó mi atención: “El Estado debe ser muy cuidadoso con las reservas morales porque están agotándose”. Lo afirma Jürgen Habermas, un pensador políticamente correcto y, por eso, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Está bien que los intelectuales se ocupen de nuestras alicaídas reservas morales, pero el también económicamente correcto diagnóstico de Habermas es este: “Siguiendo el dogma neoliberal, la política actual se retira cada vez más de ámbitos de importancia vital como la formación, la energía, los transportes públicos, la cultura y los sistemas de previsión frente a los riegos habituales de la vida laboral, abandonando a su suerte a los denominados perdedores de la modernización”. Don Jürgen, tenemos dos problemas.
