Menú
Amando de Miguel

Animo jocandi

Javier Martínez Soto me envía algunas humoradas. Por ejemplo, un elegante eufemismo de los clásicos para no pronunciar la palabra vitanda cornudo era decir “lo que en latín es desnudo el corazón”. En latín es cor nudum (= corazón desnudo). Comenta también su perla favorita del Spanglish: “Llámame p’atrás” (= call me back, contestar). Saca a relucir este cartel: “Zona de dominio público. Prohibido el paso”. No es broma, en la puerta del Monte del Pardo he visto un cartel parecido. Creo que pone algo así como “Parque nacional. Prohibida terminantemente la entrada”. Ya se sabe, el “terminantemente” solo se aplica a las prohibiciones.
 
Javier Sayas (Zaragoza) cuenta algo que parece una broma. En los taxis de Zaragoza han puesto una pegatina con las tarifas que tienen recargos. Par que los turistas entiendan bien la cosa, la pegatina especifica: Station Delights (= Estación Delicias), Fair of samples (= Feria de Muestras), Except festive (seguramente quiere decir “excepto los días festivos”), Dog it guides (algo así como “perro guía”). Concluye nuestro agudo corresponsal: “Se supone que Zaragoza está preparándose para la internacional EXPO 2008”. Espero que no traduzcan La Seo del aragonés hablado “L’aseo” como The Bathroom.
 
Mª Paz Velázquez se congratula de volver a encontrarse con la coplilla “Vinieron los sarracenos…”. Recuerda que su padre sostenía que esos versos eran de una Historia de España hecha en plan jocoso. Aporta una ilustración reveladora. Es un estandarte de la Virgen de la Merced en una ciudad de la Argentina. Lo guardan como una reliquia porque, en el día de la Virgen de la Merced, los argentinos ganaron una batalla contra los realistas. Doña Mª Paz se figura las dudas de la Virgen de la Merced “no sabiendo dónde acudir” con ocasión de la batalla. Fue una buena ocasión para que los españoles realistas derrotados por los criollos recordaran los famosos versos.
 
José A. Martínez Pons (estudió el bachillerato con el plan de 1957) transcribe unos versitos que recuerda de la escuela:
 
Oyendo hablar a un hombre fácil es
saber dónde vio nacer la luz del sol.
Si os alaba su tierra es un inglés,
si os habla mal de Prusia, es un francés,
y si os habla mal de España, es español.
 
Creo que el poemita escolar viene bien para los tiempos que vuelan.
 
Rosa Puerta envía algunas irónicas consecuencias del habla castellana en el ambiente popular de Galicia. Así, “podólogo” se ve sustituido por “pedólogo”, que parece más fácil de entender. Por lo mismo, “brazo en cabestrillo” pasa a ser “brazo en estribillo”. Dado que en la zona de las Rías Bajas se confunde la G con la J, si una vecina comenta: “Aquí huele a gas”, la otra le contesta: “Si, claro, siempre uso Ajax Pino”. Esa misma a su pero, llamado Godo, lo llama Jodo. El marido de la señora comenta: “Soy azuleguista y vendré el güeves a colocar esos azulegos”.
 
Carmen Barreda aporta una bonita frase trabucada: “Operarse de una hernia fiscal (= discal)”. Sigue abierto el concurso. Solo valen las frases que hayan sido oídas con toda seriedad.
 
Mª Elena Mulet (Rosario, Argentina) opina que es una calamidad lo de “la práctica totalidad”, una expresión muy imprecisa. Me recuerda otra igualmente difusa: “empate técnico”. Son formas eufemísticas, típicas del lenguaje público o periodístico. Recordemos el axioma de que el idioma se hizo para entenderse pero también para no entenderse. Por eso, en el lenguaje público, cuantas más palabras, mejor. Nada como recordar a las víctimas del cruento incendio de Guadalajara que “hay que cumplir el protocolo de Kyoto”. Lo dijo Zapatero, el augusto del circo nacional.
 
La moda del exceso de palabras llega hasta los lugares más corrientes. Pedro Fernández me cuenta su estupenda excursión a Port Aventura con los niños. Dicen por el altavoz: “Pueden realizar su ascenso al tren y ocupar sus asientos”. Arguye don Pedro: “Con lo fácil que hubiera sido decir:Ya pueden subir al tren y sentarse”. Pero no; cuantas más palabras, mejor.

En Sociedad

    0
    comentarios