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Amando de Miguel

Eterno sexo

Lo más sorprendente es la expresión “de puta madre”, que, por antífrasis, equivale a lo que es óptimo, sorprendente, maravilloso. ¡Oh, el español retórico!

Esto es como en las cenas de amigos; casi siempre se termina hablando de sexo. ¿Qué misterio tendrá todo lo relacionado con la reproducción o con el placer táctil? Espero contribuir un adarme a resolver ese misterio, por lo menos en su aspecto lingüístico.

Ignacio Urrutia tiene una duda: “¿Cuál es el antónimo de misógino?”. Tendría que ser el que odia a los varones, algo así como “andrófobo” o “virófobo”. Aunque sea un sentimiento bastante corriente, no tenemos palabra. Ya es curioso.

Paco Carvajal me pregunta: “¿Cuál es el plural de gay?”. Muy sencillo: gays. Resulta raro, ya me doy cuenta. Para empezar, es extraño que gay se refiera a un varón homosexual y no a una mujer homosexual. ¿No es un tanto machista esa atribución? Lo mejor sería aceptar la voz gayo o gaya, que así se aplicaría a los tres sexos (varones, mujeres y transexuales). Agruparía a todas las personas con distintos grados de ambigüedad sexual. El plural sería gayos o gayas. Que conste que un mínimo de ambigüedad sexual se da en casi todas las personas, sobre todo en la etapa adolescente. Pero los gayos son los que alardean de su condición a través del lenguaje, el atuendo, las maneras. Vamos, que están orgullosos de su rareza.

Alfonso Suárez Cuervo (Avilés, Asturias) anda intrigado con el origen de la palabra puta, no por malsonante menos corriente. Desde luego, está en el Quijote. Don Alfonso documenta su uso en francés y en italiano desde la Edad Media (putain, putana). Según eso es fácil que los tercios españoles trajeran la palabrota. Don Alfonso avanza el origen, aun más antiguo, asociado al verbo latino putare (= pensar). La asociación era con las hetairas o putas ilustradas que tanto gustaban a los griegos y romanos. Aduce don Alfonso que putus en latín es tanto como mozo, chico. No tengo una opinión decidida sobre la cuestión. Desde luego, en latín el sonido put da origen a muchas palabras, quizá porque es fácil de pronunciar. Así, Puta (= diosa de la poda), putere (= oler mal, apestar), putide (= con afectación), putidus (= pestífero), putilla (= moza). Cualquiera de ellas podría asociarse con el sentido de puta en distintos romances. También podría ser que puta fuera una contracción de prostituta. En el español coloquial la puta es mujer promiscua, con o sin interés económico. La prostituta es la puta que se mueve por ese interés, digamos, profesionalmente. En la parla corriente puta es simplemente un insulto, que a veces nada tiene que ver con la conducta sexual. Lo más sorprendente es la expresión “de puta madre”, que, por antífrasis, equivale a lo que es óptimo, sorprendente, maravilloso. ¡Oh, el español retórico!

Recibo un ramillete entero de correos en los que me reprochan que haya confundido en inglés dink con dick. Sigo creyendo que son intercambiables. Así figura en el Diccionario castellano e inglés de argot y lenguaje informal de Delfín Carbonell. Originariamente, Dink es el relamido acróstico Double Income, no kids (= dos sueldos, sin niños) para caracterizar a las parejas jóvenes y modernas. Dick es el equivalente coloquial de “pito, pene”. Susana Fernández me señala que dick (= Ricardito) equivale a lo que en español sería el “pepe” o el “manolito”. Añade que en Inglaterra dicen willie (= Guillermito).

Ya que me he metido en este berenjenal del inglés de andar por casa, añadiré que dick tiene otros equivalentes ingeniosos: cock (= gallo), peter (= Pedro), banana (= plátano), lizard (= lagarto). El equivalente de cock en español es polla. También se emplea pajarito, canario, siempre con la misma asociación avícola. Los nombres de dick o de peter se deben a que son muy usuales. Por ejemplo, se suele decir Tom, Dick, and Harry (= Tomasito, Ricardito y Enriquito) para indicar “todo el mundo”. Un equivalente podría ser “Fulano, Mengano y Zutano”. Por otro lado, en inglés coloquial, dick es el equivalente a poli (= policía, detective). Dick es también una persona estúpida, normalmente un varón.

Adriana Gámez relata que el otro significado de dink es algo así como jerk (= pendejo, tonto del culo). En cuyo caso no estaríamos muy lejos de la asociación que yo decía entre dick y dink. Desde luego, la semejanza fonética es evidente.

Son docenas los correos en los que se demuestra que la interpretación de POSH (= Port Out, Starboard Home, a la ida camarote a babor; a la vuelta, camarote a estribor) es apócrifa. La leyenda es que esa indicación estaba en los pasajes de los barcos que llevaban pasajeros a la India y otras colonias orientales. De esa forma, los viajeros afortunados con el rótulo de POSH viajaban siempre en el lado de lo que en español llamamos hostigo, esto es, no les daba el sol. Así iban más frescos. La historia es muy bonita, pero ya digo que son muchos los emilios en los que se demuestra que es falsa. Luego posh se ha hecho equivaler a pijo (= esnob, afectado).

Alejandro Atienza me señala un posible origen para posh. En la jerga gitana posh-houri era “medio penique”. Es fácil entender la derivación a los que parecen ricos y no tienen donde caerse muertos.

Ángel Merino documenta que la raíz “pas” está en algunas palabras del caló español que significan “medio”.

Pedro Cáceres (Massachusetts, Estados Unidos) da otra versión más arrastrada de POSH. Es el acrónimo de pissed off, stressed and hormonal, algo así como “de mala hostia, encabronado y cachondo”.

Javier Martínez Soto (Madrid) se asusta de los nuevos gentilicios que ahora circulan por los medios:londinés(= londinense),ucranio(= ucraniano). Añade: “Si se me permite la broma, ¿podrían llamarse, a los naturales del estado de Florida,floridos, en lugar de floridenses o florideños?”. Don Javier plantea una pertinente cuestión. En el caso de los transexuales “¿hemos de tomar su identidad genital o su identificación psicológica?”. Estoy con don Javier en que es mejor decir “violencia doméstica” que “violencia de género”. Lo que interesa es delimitar la violencia extrema en el círculo doméstico, con independencia del género (identificación psicológica) o el sexo (identificación genital) de la persona que violenta o es violentada. Desde luego, no tiene sentido aislar el tipo que consiste en que la persona violentada es mujer o se siente femenina.

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