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Carlos Semprún Maura

Agosto negro

La primera culpable es, obviamente, la alcaldía de París, y ahora, después de estos dramas, te sacan sus bonitos dossier sobre construcción de nuevas viviendas “sociales”, y realojamiento de los “okupas” , pero no han hecho nada.

¡Menudo verano! Accidentes de avión en serie, incendios forestales, tremendas inundaciones en Europa y América; citando solamente las catástrofes más o menos naturales, porque no creo que puedan calificarse de “naturales” los accidentes de avión o los incendios provocados en su mayoría por pirómanos. Y eso sin hablar, por ahora, de las catástrofes y amenazas políticas, como el incremento del peligro islamiconuclear en Irán, las sangrientas dificultades de la democratización en Irak o la reanudación, desgraciadamente prevista, de los atentados suicidas en Israel, que no iban a cesar porque la retirada de Gaza fuese un éxito. Pero, ¿cómo calificar los tres incendios en París? Uno en abril, dos en espacio de cuatro días, en agosto. En los tres desastres se trata de tugurios insalubres e inseguros en donde se hacinaban familias africanas: 24 muertos en abril; 17, el 26 de agosto, y 7 la noche del 29 al 30. En este último caso se trata de “okupas”, sin papeles, esperando documentación y alojamiento desde hace, por lo menos, cinco años, malviviendo en una ruina del bonito barrio del Marais, donde cohabitan este tipo de tugurios con hoteles particulares, magníficos y caros. No tenían agua, la electricidad la robaban y a diario tenían que luchar contra ratones y ratas.

No se trata de literatura. Las estadísticas sobre semejantes tugurios en la capital de la douce France son todas falsas; lo único cierto es que son muchos, conocidos, y los dossier sobre la “renovación” o realojamiento de sus habitantes se amontonan en los despachos de diferentes administraciones, pero nadie hace nada. La primera culpable es, obviamente, la alcaldía de París, y ahora, después de estos dramas, te sacan sus bonitos dossier sobre construcción de nuevas viviendas “sociales”, y realojamiento de los “okupas” , pero no han hecho nada. El ministro del Interior Nicolas Sarkosy ha ordenado a sus prefectos que vacíen todos los tugurios peligrosos en la capital y provincias. Me parece una medida indispensable y de sentido común, pero cabe preguntarse dos cosas: ¿por qué no la ha tomado antes? ¿Y dónde va a alojar a los expulsados? Además, lógico es suponer que muchas de estas familias sin recursos no podrán pagar alquileres, por módicos que sean. No es un problema sencillo. Ni que decir tiene que la izquierda municipal y nacional arremete contra el gobierno, fingiendo olvidarse de que el gobierno de París es suyo y la responsabilidad de estos incendios también es en primer lugar suya.

Aparte de estas desgracias, lo de siempre: se han celebrado, como todos los años, las “universidades de verano” –o de veraneo- de todos los partidos, salvo la de UMP que se celebrará estos días. Nada nuevo ha surgido de estos coloquios, que se resumen en la plétora de candidatos a la candidatura para las presidenciales de 2007. Con los Verdes, son 7 u 8, en el PS, al menos 7, en la UMP sólo tres, y en la UDF, uno, François Bayrou, como en el FN, Jean-Marie Le Pen, con la diferencia de que Bayrou puede contar de antemano con dos votos, el suyo y el de Jacques Delors aunque éste solo lo confiese en privado, mientras que Le Pen ni siquiera está seguro del voto de su hija.

El culebrón de los pantalones chinos alcanza cimas insospechadas. La UE ha cerrado sus fronteras a estos productos “amarillos”, toneladas y más toneladas de pantalones, camisas, braguitas “made in China” que se pudren en los puertos y aduanas, y los distribuidores están que trinan. No sólo no tienen nada que vender, sino que habían pagado con antelación dichos productos secuestrados. ¡Y a eso lo llaman “liberalismo”!

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