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Ignacio Villa

¿Y sería mucho pedir que se vaya a su casa?

Sinceramente, ¿a qué se dedica Narbona? ¿Gestiona algo? ¿Cuales son su competencias? Ayer pedíamos que se callara; hoy empezamos a pensar que lo mejor es que lo deje

Nos lo preguntábamos el jueves: ¿cuando será la próxima de la ministra de Medio Ambiente?. Pues bien la pregunta ya tiene respuesta: 24 horas después, Cristina Narbona ha vuelto a montarla. Lo ha hecho por el camino más corto y también por el más previsible: atacar a la Comunidad de Madrid. Y es que por lo que parece los socialistas cuando no saben que hacer atacan a Esperanza Aguirre.
 
Pero en este caso, además de la arremetida contra Madrid, Narbona consigue un record interesante. En tres días escasos ha cambiado de opinión. Primero dice que las grandes ciudades no deberán aplicar restricciones de agua por la sequía; luego, a las pocas horas, cambia de opinión y advierte que en Madrid deberá haber restricciones desde octubre. Ahora remata la jugada diciendo que esas restricciones son culpa de la Comunidad de Madrid. En fin, un auténtico numerazo. Pero ojo, que ahí no acaba todo. Resulta que dos horas después de las palabras de Narbona, sale la vicepresidenta del Gobierno y corrige a la ministra, concluyendo que no habrá restricciones en las grandes ciudades. De la Vega ha intentado sin conseguirlo rebajar la alarma provocada por la ministra.
 
Ante tanto cambio: ¿que hacemos?¿Nos reímos, lloramos, miramos hacia otro lado o nos duchamos con Coca-Cola? Desde luego ­–ya lo hemos dicho– el Gobierno no es el responsable directo de la lluvia; pero no parece serio que utilice estas carencias naturales con objetivos partidistas. Estamos en lo de siempre. Lo bueno es bueno; y lo malo también es bueno; en resumen el Gobierno siempre tiene razón.
 
Con todo, lo de Cristina Narbona no hay por donde cogerlo. Paraliza el Plan Hidrológico Nacional, provoca una crisis de credibilidad cuando dice que en Murcia se riega con aguas fecales, descansa en Ronda mientras se quema Guadalajara con once víctimas y despotrica contra Madrid cuando parecen probables las restricciones de agua. Sinceramente, ¿a qué se dedica Narbona? ¿Gestiona algo? ¿Cuales son su competencias? Ayer pedíamos que se callara; hoy empezamos a pensar que lo mejor es que lo deje. Le viene demasiado grande.

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