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Ignacio Villa

Un caballo desbocado

esta decisión forma parte de esa larga colección de cesiones que el presidente Zapatero está dispuesto a realizar a los terroristas, a cambio de una paz ficticia que desmonta las mínimas bases del Estado de derecho

La situación en la que se encuentra el Gobierno de Zapatero con el País Vasco es similar a la de un caballo desbocado. Ha perdido el norte, el orden y el concierto. Zapatero se encuentra inmerso en una dinámica de irresponsabilidad y locura en la que ya no hay marcha atrás. Hace muchos meses que dinamitó el Pacto Antiterrorista y desde entonces vale todo para este Ejecutivo.
 
La información de la COPE que ha desvelado un acuerdo entre el Gobierno central y el Gobierno vasco es un granito de arena más de una estrategia que desde hace meses se está poniendo en práctica desde Moncloa. La "legalización" de los comunistas de las tierras vascas, la vista gorda hacia la ilegalizada Batasuna y el terrorismo callejero, los llamamientos a la tregua a cambio de no se sabe qué contrapartidas, el "permiso" del Parlamento para negociar con ETA, la presencia de Ibarretxe en el Congreso, la impresentable actitud del Fiscal General del Estado o el desprecio absoluto hacia las víctimas del terrorismo son los eslabones de esta larga y lamentable cadena.
 
Precisamente, en este contexto es donde no sorprende el acuerdo entre Madrid y Vitoria para la transferencia de las prisiones al Gobierno vasco y el traslado posterior de los etarras a las cárceles del País Vasco. Y es que esta decisión forma parte de esa larga colección de cesiones que el presidente Zapatero está dispuesto a realizar a los terroristas, a cambio de una paz ficticia que desmonta las mínimas bases del Estado de derecho.
 
Decíamos antes que el Gobierno se encuentra en una dinámica de locos; quizá por ello desmienten y descalifican también sin más problemas. Y es que cuando algunos ministros dicen que el Ejecutivo no tiene previsto esos acuerdos con el Gobierno vasco saben que está haciendo trampas con el lenguaje. Se amparan en que la decisión formal de las trasferencias de las prisiones las va a realizar el Congreso y no el Ejecutivo. En fin, son vericuetos legislativos que esconden el resultado final. Ese resultado final tiene sólo una lectura: el Gobierno Zapatero ha claudicado ante ETA. Lo demás son monsergas.

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