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Antonio José Chinchetru

Microsoft no es monopolio

Para que una empresa sea un monopolio debe ser la única que participe en una actividad comercial por decisión oficial. Debe ser estatal o que su exclusividad en un sector sea posible gracias a que la Administración le ha otorgado ese privilegio

Una afirmación como la que titula este artículo sorprenderá a muchos. Y sin duda enfadará profundamente a gran cantidad de personas. Microsoft ha dado gran cantidad de motivos para que su mala fama esté más que justificada. Desde algunas de sus prácticas comerciales hasta las erróneas justificaciones que da a alguna medida legítima. Sin embargo hay que reconocerle también que ha hecho grandes cosas que han permitido popularizar el uso de ordenadores tanto en entornos laborales como en el doméstico o el educativo. A pesar de que su estrategia empresarial, con sus aspectos positivos y negativos, le ha situado en un lugar preponderante en muchos terrenos está lejos de ser un monopolio. Puede tener una posición dominante en el mercado, pero nada más.
 
Para que una empresa sea un monopolio debe ser la única que participe en una actividad comercial por decisión oficial. Debe ser estatal o que su exclusividad en un sector sea posible gracias a que la Administración le ha otorgado ese privilegio. Sólo este tipo de compañías pueden tener al total de los consumidores cautivos. Para ver ejemplos de ello es suficiente con mirar la historia de España en el siglo XX y algún caso todavía vigente. Si no existe dicha intervención del poder político ninguna compañía puede ser considerada un monopolio. Si lo que existe es un mercado no intervenido, siempre habrá alguien que encuentre la manera de captar clientes del "gigante de un sector". Eso es precisamente lo que le está ocurriendo a Microsoft.
 
El incremento de usuarios de navegadores diferentes al Internet Explorer, por ejemplo, no se debe a ninguna legislación europea, japonesa o estadounidense para impedir que una compañía domine un sector. Tampoco a las decisiones de tribunales o autoridades sobre competencia de esos lugares. Se debe a que los principales rivales en este terreno, la Fundación Mozilla y Opera, han conseguido crear productos atractivos por su velocidad, facilidad de manejo y seguridad. Si hubiera un monopolio, esto no sería posible. Las autoridades públicas (puede que no a nivel mundial, pero si en algunos países) impedirían por ley el uso de navegadores diferentes al de Microsoft. Sólo en un caso así, los usuarios no tendríamos capacidad de elegir.
 
Ejemplos referidos a Microsoft hay más. Gracias a la libertad de la que disponen unos usuarios que no se ver coaccionados por los Estados, crece el número de ordenadores cuyo sistema operativo es Linux. Lo mismo pasa con los programas de reproducción multimedia, donde productos como Winamp o Real son serios competidores del Windows Media Player. Sin embargo, el terreno donde más se nota la ausencia de un monopolio es la Red.
 
Microsoft nunca logró dominar este escenario, siempre tuvo grandes competidores, como Yahoo. En los últimos años, desde la aparición de Google, esto es todavía más claro. Y las previsiones son todavíamás duraspara el fabricante de Windows. De hecho, ya hay quien está empezando adesconfiarde un excesivo poder de Google. No hay motivo de preocupación. Mientras ningún poder político quiera favorecer a esta empresa no existe el riesgo de que sea monopolio. En un sistema de libre competencia siempre habrá alguien que nos ofrezca algo que nos guste más.

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