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Militares y cambio de régimen

entre los miembros de los ejércitos cause extrañeza y perplejidad un presidente que afirma que el concepto de Nación es discutible y discutido

Rodríguez Zapatero volvió reunirse con la Junta de Jefes de Estado Mayor, la cúpula militar española, en esta semana. La excusa para la reunión fue la modernización de los ejércitos, pero el trasfondo político de la misma pudo ser otro muy distinto. Las Fuerzas Armadas españolas han acatado con plenitud el ordenamiento constitucional vigente y han renunciado por tanto a cualquier tipo de posicionamiento político. Pero más allá de su papel institucional, los militares como ciudadanos están particularmente inquietos por el rumbo que está tomando el conjunto del país en los últimos meses. La reunión con el Presidente quizá buscase trasmitir un mensaje de tranquilidad.
 
Hay que entender en primer lugar que el colectivo militar ha sido uno de los más castigados por el azote del terrorismo. Por eso no es de extraño que en la familia militar pueda causar especial preocupación la voluntad del Gobierno de dialogar con los terroristas, y más aún la posibilidad de que el Gobierno termine por conceder algún tipo de ventaja política a los asesinos.
 
Por otro lado, pocos colectivos tienen un sentimiento más arraigado del patriotismo que los militares. Por eso tampoco es de extrañar que entre los miembros de los ejércitos cause extrañeza y perplejidad un presidente que afirma que el concepto de Nación es discutible y discutido. Más allá de las palabras la aprobación del nuevo Estatuto catalán, que abre las puertas a una semi independencia de esta Comunidad Autónoma, puede disparar la alarma de muchos militares que consideran cada vez en mayor riesgo la unidad de España.
 
Finalmente, hay muchos militares a los exaspera el pacifismo radical de nuestro Presidente, el empeño de Rodríguez Zapatero de convertir a los ejércitos españoles en una especie de ONG uniformada cuya única misión sea la ayuda humanitaria allí donde se necesite o, como mucho, realizar tareas de orden público para las que no están adiestratadas, ni aforadas, ni equipadas, como ocurre ahora en la frontera de Ceuta y Melilla.
 
Todos estos temas pudieron estar encima de la mesa en la reunión de Zaragoza. No obstante, no es seguro que nuestros máximos mandos militares se atrevieran a importunar al Presidente con inquietudes que están a flor de piel entre sus subordinados. A lo mejor fue Bono quién, amparándose en la presencia de los Generales, le planteó a Zapatero algunas de estas cuestiones.

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