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Carlos Semprún Maura

¡Viva Austria!

me parece una vergüenza absoluta que en las negociaciones sobre la adhesión de Turquía, país musulmán no europeo a la UE, Austria esté tan sola defendiendo una posición justa

De vuelta del mercado de las noticias de actualidad con la cesta llena de noticias grises y tristes, de cabreos y sarcasmos, verifico una vez más que París se ha convertido en una ciudad sucia desde que tiene una mayoría socialverde –si me fío a lo que escriben Félix de Azúa y Oriol Bohigas, Barcelona más–. Se ha convertido, sí, en una capital –me refiero a París–, llena de mendigos, cada día más pobre, buen escaparate de la Francia que se hunde. Por primera vez desde que es alcalde, el sociata Bertrand Delanoe –que, como todos los sociatas, sueña con ser Presidente de la República y además lo escribe en un libro–, pues bien, por primera vez, se ha encontrado en minoría en su consejo municipal. El motivo de esa bofetada es grave: se trataba de criticar, y se hizo duramente, la política del ayuntamiento en materia de “viviendas sociales”, que los recientes incendios en tugurios peligrosos han puesto al rojo vivo, y concejales tanto de la mayoría como de la oposición municipal le sancionaron. Como ya dije esa política es escandalosa y la responsabilidad directa del Ayuntamiento fue denunciada por el propio consejo municipal.
 
Con coartadas “humanitarias” (¡no vamos a expulsarlos!), han mantenido durante años a familias africanas en esos tugurios mientras que el presupuesto para construcción o “rehabilitación” de viviendas aumentaba. Pero no iban a concederlas a esos “negros” sin papeles, las reservaban para sus secretarias y sus amiguetes políticos. El Ayuntamiento progre de París ha despilfarrado fortunas para ser capital olímpica en vano, pero también en actividades de pacotilla como la falsa “playa”, la guerra contra el automóvil, el aquelarre ruinoso de la construcción de un tranvía en un tramo urbano, además, en donde ya existía una línea de autobuses y las vías abandonadas de un tren circular de cercanías, y toda una serie de otras actividades seudo culturales, que sólo han demostrado la miseria artística del país. No soy adversario de fiestas populares y callejeras, pero opino que el primer deber de todo Ayuntamiento es mejorar las condiciones de vida, salud, viviendas, empleo y seguridad de sus ciudadanos.
 
El delirio corso ha alcanzado su punto culminante. Con actos de violencia y hasta terrorismo, los corsos y su sindicato STC, quieren imponer, apoyados por la CGT comunista (que defiende sus privilegios), que la SNCM (Sociedad Nacional Córcega Mediterráneo), permanezca como empresa estatal, pese a estar en quiebra y haber perdido catorce mil millones de euros, estos últimos años. Los nacionalistas corsos, quienes desde hace decenios luchan, a menudo con bombas y asesinatos, contra el estado “colonialista” francés, repiten sus actos de piratería y violencia para que esa compañía de navegación siga en menos del estado “colonialista” francés... El gobierno, como siempre, hace concesiones, promete mantener un 25% de capital estatal, libera los piratas detenidos, envía ministros a negociar en Marsella con los sindicatos y sonríe ante las cámaras. Todo será inútil, la SNCM está condenada a desaparecer y será sustituida por una o varias compañías privadas. Una ya existe, y hace beneficios....
 
Terminará con el título: me parece una vergüenza absoluta que en las negociaciones sobre la adhesión de Turquía, país musulmán no europeo a la UE, Austria esté tan sola defendiendo una posición justa, cuando todo el mundo sabe que la opinión pública europea, líderes políticos como Merkel, Sarkozy, Giscard d’Estaing, muchos más, están de acuerdo con la bella ministra de exteriores austríaca, pero todos callan, cobardes. ¡Viva Austria!

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