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Wendy McElroy

Batalla cultural y educación pública

los guerreros culturales no suelen negociar sus diferencias en privado, sino que exigen la participación de la policía, de la prensa y de los tribunales.

A fines de septiembre debía comenzar el juicio, en Lexington, Massachusetts, sobre el “derecho” de la escuela pública local de enseñar al hijo de David Parker respecto a la homosexualidad. La ferocidad de la reacción de la comunidad y el aplazamiento del juicio conforman un microcosmo de la actual guerra cultural entre la derecha, la izquierda y todos los que están en el medio.
 
Creo que Parker tiene la razón. El 17 de enero, su hijo, que se encuentra en el jardín de infancia, trajo a su casa unos folletos escolares sobre “diversidad” que incluían “¿Quién forma parte de una familia?”, mostrando padres del mismo sexo junto a otros.
 
Según la ley estatal, las escuelas deben notificar a los padres antes de discutir temas sexuales con los niños y Parker de inmediato le escribió un mensaje al director de la Escuela Elemental Estabrook, informándole que no quería que a su hijo se le enseñara que parejas del mismo sexo es “una alternativa igualmente moral”.
 
El 27 de abril, Parker fue arrestado por rehusar irse de la escuela donde estudia su hijo sin una promesa escrita de informarlo previamente antes de impartir futuras lecciones sobre sexo a su pequeño hijo. También se le prohibió volver a pisar la escuela, lo cual impide su participación en reuniones de padres y maestros.
 
Esta guerra cultural no admite concesiones. Parker cree firmemente que son los padres y no el gobierno quienes tienen el derecho de enseñar la moral y los valores a los niños. La Escuela Estabrook insiste en enseñar los “valores” de la diversidad.
 
El conflicto básico no es sobre matrimonios del mismo sexo, trinchera favorita de los activistas que acusan de que todo se trata de odio hacia los homosexuales. Y los guerreros culturales no suelen negociar sus diferencias en privado, sino que exigen la participación de la policía, de la prensa y de los tribunales.
 
La probable explicación de que se haya pospuesto la fecha del juicio es que el fiscal del distrito es actualmente candidato al cargo de fiscal estatal e insiste en un arreglo para que desparezca la controversia. Pero en las batallas culturales las partes no transigen.

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