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Autenticidad y expertos

Los expertos de inteligencia y académicos demuestran una alarmante falta de familiaridad con los usos de esa gente

Nuestro comentario de hace cinco días sobre la importante carta de un capo terrorista al otro se quedó a las puertas del texto mismo. La cuestión de la autenticidad ha tenido desarrollos tan sustanciosos en los días transcurridos que merece la pena que sigamos aplazando el tratamiento del contenido.
 
La objeción de Juan Cole (colgada el 14-X), el arabista de la universidad de Michigan y gran blogger izquierdista sobre Irak y todo lo que se le ocurra y sea anti-Bush, era de muy poca entidad y lo curioso es que un personaje tan convencido de su propia sabiduría pasase por alto las que otros colegas suyos han planteado. Se trataba de la alusión a la familia del profeta en la fórmula de saludo inicial. Según dice, por rechazo al reverencial culto de los shiíes a los parientes de Mahoma, los musulmanes suníes occidentales (Norte de África) y medio orientales no lo utilizan. El número 2 de Al Qaeda, que es egipcio, no debería hacerlo. Pero sí la utilizan en Pakistán, donde Zauahiri vive desde hace años. Esas dos palabras sobre 6300 han sido ignoradas por otros críticos del documento.
 
El mismo miércoles 18 de octubre en que aparecía nuestro artículo en Libertad Digital, escrito la noche anterior, publicaba horas después Los Angeles Times una colaboración de Bruce B. Lawrence (The alleged Al Qaeda correspondence is likely a forgery that, if exposed, could embarrass the Bush administration), profesor de estudios islámicos en la universidad Duke. La respuesta de Andrew C. McCarthy, antiguo fiscal federal, (Seeing things in the Zawahiri-Zarqawi letter that aren’t there) fue instantánea y apareció en el mismo día 18 en National Review Online. Las cinco objeciones de Lawrence eran francamente endebles y algunas equivalen a lo que técnicamente suele llamarse “chorrada mayúscula”. La primera es el desfase entre la fecha de la carta (9 de Julio) y su publicación por la inteligencia americana (11 de octubre). Pero no sabemos cuándo fue capturada la misiva ni por qué va a ser sospechoso que la publiquen cuando les parezca conveniente. Si lo fuera, el falsario no tendría ningún problema en ponerle la fecha más inmediata al momento de hacerla pública. En todo caso sería prueba de que no era una falsificación.
 
Otras objeciones eran del mismo calibre pero la que ha resultado tener más miga es la que atañe a la fórmula de despedida: “Si vas a Faluya saluda de mi parte a Abu Musab al Zarqawi”. ¿Qué sentido tiene si la carta se la está enviando a él? Los propios portavoces de la CIA, que se han ratificado en su apreciación de la autenticidad de la misiva, se han mostrado un tanto desconcertados por esa frase final. Pero obviamente, el cavernícola de las montañas del norte de Pakistán no puede saber la dirección de su aplicado correligionario en Irak, donde el correo no debe funcionar muy bien, así que tiene que recurrir a un propio que tendrá que valerse de más de un intermediario. Pero lo que con toda seguridad debe suponer, él y nosotros, es que si en algún sitio no está es en Faluya. El emisario debe hacérsela llegar allí donde esté, y no se la ha perdido nada en la célebre ciudad del triángulo suní.
 
El misterio ha resultado ser sumamente sencillo y lo ha despejado Rita Katz (The arguments over that Zawahiri letter suggests we don’t know our enemy) tres días después, el 21, también en Nacional Review Online. La directora del Site Institute, sitio web que recopila declaraciones jihadistas proporcionando la traducción al inglés nos ha explicado que la frase es un verso de un poema escrito durante el asedio americano a Faluya, en noviembre del 2004, que se ha hecho inmensamente popular en los foros yihadistas y que se ha convertido no en una sino en varias canciones, pues a la poesía le han compuesto diversas músicas. Muchos utilizan el verso como firma y otros como despedida. Al hacer uso del mismo Zauahiri halaga a Zarkaui y demuestra que está al tanto de las modas de sus muchachos.
 
Los expertos de inteligencia y académicos demuestran una alarmante falta de familiaridad con los usos de esa gente. Y los estudios de terrorismo son una próspera industria en fulgurante expansión, bien dotada por gobiernos y fundaciones. Habrá que concluir con la Katz que “una errónea interpretación de la carta es un típico ejemplo de cómo una comprensión superficial de la red Al Qaeda y su funcionamiento sigue poniendo en peligro la guerra contra el terror…La pelea acerca de la carta es una mala noticia: El Oeste simplemente no conoce a su enemigo.” Inquietante amén.

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