Así tituló la prensa correcta: “España es un 20% menos rica por la falta de inversión en I+D”.
La idea de que el desarrollo económico y el avance tecnológico están relacionados es, por supuesto, muy antigua, como también lo es la inquietud por las facetas potencialmente nocivas de esa relación. Recordemos que los economistas clásicos ya analizaron el problema del paro tecnológico a comienzos del siglo XIX.
Sin embargo, como en tantas otras circunstancias, las complejidades de dicha relación suelen quedar subordinadas por el pensamiento único, que la fuerza a ser engañosamente unidireccional. Así, como los países más ricos suelen gastar más en tecnología, entonces bastará con gastar más en tecnología para ser más ricos. ¿Verdad? Pues no, no es verdad. Y no lo es precisamente porque las relaciones causales en economía no son tan nítidas. Por ejemplo, los países ricos suelen ser más educados que los pobres, pero si el Estado interviene masivamente en la educación, puede resultar en que la universidad expulse todos los años a muchos más abogados o economistas de los que la sociedad puede y quiere contratar como tales.