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Daniel Rodríguez Herrera

Liberación chapucera

Cualquier empresa decente lo hubiera gestionado mejor pero, ay, eso de ceder el control a una empresa era excesiva libertad para el Gobierno.

El pasado 8 de noviembre se liberaban los dominios .es. La verdad, después de haber pedido dicha medida en esta columna en varias ocasiones, me lo tomé como un regalo de cumpleaños. De modo que decidí regalarme rodriguezherrera.es para que tanto yo como mis hermanos tuviéramos una dirección de correo personalizada. Dado el poco interés que despertaba dicho dominio, puedo respirar con alivio, aunque unos días después de lo previsto, al haber logrado adquirirlo. No quiero ni pensar lo mal que lo deben haber pasado (y lo que te rondaré, morena) aquellos que se juegan algo más importante con el registro de dominios .es.
 
Carlos Blanco, blogger y empresario del gremio internetero, ha realizado un excelente seguimiento del proceso, al que ha tenido el acierto de bautizar como “Chapuzas.es”. Los fallos comenzaron el mismo día 8 por la mañana, cuando el sistema de registro se veía obligado a cerrar debido a la avalancha de solicitudes. Todos sabíamos que el número iba a ser alto, y se sabe que Red.es, la empresa pública encargada, había preguntado a distintas empresas el número de dominios que iban a solicitar para sus clientes. Se había escalonado el proceso, de modo que el primer día sólo se aceptaron registros de dominios cuyo nombre empezara por un número o las letras a o b, para ir ampliando durante los días siguientes. Cualquier empresa decente lo hubiera gestionado mejor pero, ay, eso de ceder el control a una empresa era excesiva libertad para el Gobierno.
 
Sin embargo, el problema más grave consiste en que, pese a estar restringido el registro a empresas y personas españoles o residentes en España, se dan numerosos casos de registro por parte de extranjeros. El conocido blog Microsiervos ha visto su dominio .es reservado por una persona física residente en Hong Kong cuyo nombre es “Net City Limited” (curioso nombre, pardiez). Es especialmente significativo el caso de numerosos dominios de 3 letras registrados por una empresa llamada EuroDNS a nombre de clientes extranjeros.
 
Como ejemplo paradigmático de la torpeza con que se ha manejado todo, tenemos el delicado asunto de los dominios de tercer nivel. El sistema de dominios se lee al revés. Así, los dominios de primer nivel son los últimos que aparecen al leer: .com, .org, .es, etcétera. Si adquieres un dominio de segundo nivel, como por ejemplo libertaddigital.com, tienes libertad para añadir los dominios de tercer nivel que quieras para emplearlos de la manera que gustes. A estos se les suele denominar subdominios. Por ejemplo, los suplementos de Libertad Digital ocupan subdominios como revista.libertaddigital.com.
 
En España, aparte de poder registrar dominios de segundo nivel, existen algunos de tercer nivel que también se pueden adquirir con sufijos como .com.es, .gob.es o .nom.es. Bueno, pues los responsables de la entidad empresarial pública Red.es permitieron que un malagueño registrara el gob.es y un estadounidense el nom.es, lo que dejó sin funcionar los 5.000 dominios que ya estaban registrados bajo esos sufijos, puesto que ahora era potestad de estos nuevos propietarios asignar esos dominios de tercer nivel como subdominios propios. La Asociación de Internautas tuvo que avisar a Red.es de la chapuza, publicada por uno de sus asociados, Javier Casares, y detectada por el propietario de la web Emoticonos.
 
Muchos dominios que han recibido varias peticiones están pendientes de revisión por parte de Red.es; habrá que mirar con atención los criterios que siguen. Lo que sí es seguro es que el gobierno declarará un gran éxito el elevado número de dominios registrados –con razón– pero olvidará mencionar la enorme frustración que ha provocado el proceso entre las empresas y los internautas españoles.

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