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CIA delatora, Wilson infame

Pero, ¿y del embustero Wilson qué? Los que conocen bien los entresijos de la inteligencia americana nos han ilustrado recientemente sobre algunos puntos

De nuevo el caso Wilson-Plame-Lobby y la cósmica mentira de la mentira de la guerra. No es que se pueda hacer nada para desmontarla. Es una fe inconmovible, a prueba de pruebas, por irrefutables que sean. Pero procuremos al menos proporcionar algún solaz a los pocos incrédulos irreductibles que se aferran desesperadamente a los hechos y la razón. Y mientras, el debate que no cesa, nos trae algunos datos que iluminan desde nuevos ángulos lo ya conocido y maníacamente negado.
 
¡La que se montó porque la identidad CIA de una burócrata de la Casa Blanca, Valerie Plame, fue revelada por el New York Times unos días después de que su marido (VII-03), Joseph Wilson, lanzase en el mismo periódico falsas acusaciones contra Bush! La filtración podría ser un grave delito que pusiese en peligro la seguridad nacional. La prensa se beneficiará de la filtración perom, ¿por qué no es procesada si realmente compromete la seguridad? En todo caso, o son unos desaprensivos o no veían peligro por ninguna parte, en contra de toda la campaña en la que se embarcaron de inmediato.
 
La investigación ha tenido a la presidencia bajo sospecha y hostigamiento durante casi dos años para que finalmente el fiscal declare que no hay caso, aunque de pasada triture a un alto funcionario, Libby, porque su relato de sendas conversaciones separadas con tres periodistas hace más de dos años presenta discrepancias con los de éstos. Hasta cinco acusaciones en torno a obstrucción a una justicia que investigaba un delito inexistente.
 
La CIA fue la que inició el asunto presentándole el supuesto caso al Departamento Justicia que decidió nombrar un fiscal especial. Quizás un espectacular ejemplo de lucha intestina y de partidismo político por parte de una agencia que no trabaja directamente para el público sino a través de la presidencia, pero en todo caso todo un monumento al legalismo del sistema americano.
 
Pero, ¿y del embustero Wilson qué? Los que conocen bien los entresijos de la inteligencia americana nos han ilustrado recientemente sobre algunos puntos. Para empezar fue él quien realmente desenmascaró a su esposa. Su artículo acusando a Bush de mentiroso por sus diez y seis palabras sobre los ojitos de Sadam puestos sobre el uranio del Níger, verdaderas de la primera a la decimosexta, tuvo que interesar en aquellas fechas, cuando la ocupación en Irak comenzaba a calentarse, a muchos servicios de inteligencia y a más de un curioso, periodista o no. La más somera indagación hubiera llevado a su esposa, que oficialmente trabajaba para una empresa inexistente, con teléfono falso y dirección inventada. ¡Toma cobertura de la CIA! Unas pocas llamadas telefónicas y consultas por internet lo hubieran revelado desde cualquier esquina del mundo. ¿Quién pues puso en peligro la cobertura de la Plame y su tinglado de inteligencia, si tinglado y peligro han existido?
 
La CIA pone en marcha todo un purgatorio político para quienes están en el poder por su escrupulosa preocupación por la etérea cobertura de uno de sus agentes, pero de lo que ahora nos enteramos es que esa chapuza es ley en el trabajo cotidiano de los superespías. La inmensa mayoría de las coberturas son igualmente endebles, válidas sólo para países amigos, precisamente porque no son necesarias. Por eso no tenían un solo agente en el interior de Irak. Por eso muchos de sus contactos han ido ha dar con sus huesos a las abyectas mazmorras de abominables regímenes o lo han pagado con su vida. Por eso la inteligencia sobre Irak era tan endeble.

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